Animales cuquis, un pixelart detallado, mitología nórdica, construcción de poblados y batallas constantes. Parece que MiceGard lo tiene todo para triunfar y ponerse entre los mejores juegos independientes aparecidos a principios de 2024. O al menos ser el próximo título que podamos recomendar a nuestros lectores. Pero mejor vamos a estudiarlo con detenimiento, a ver qué sucede.
MiceGard on Steam (steampowered.com)
MiceGard empieza de forma inmediata, nada más pulsar inicio nos encontramos en el poblado de estos pequeños y peludos vikingos, con un drama reciente: han secuestrado a los niños de la aldea. La ratona se lo cuenta a nuestro protagonista, Micel, e inmediatamente vemos el mayor fuerte del juego, su estilo gráfico es precioso. A medio camino entre la ilustración minimalista y el pixelart, con colores vibrantes para los personajes principales y todos los objetos que merecen nuestra atención. Así como colores más apagados para los escenarios, pero siempre en completa armonía cromática.
Los personajillos que pueblan MiceGard son adorables tanto en su versión pequeña, la jugable, como en los primeros planos con los que se nos muestran al mantener conversaciones. Diálogos que se nos muestran en texto mientras los ratoncitos emiten ruidos ininteligibles, como si fuese un juego de Nintendo. Y es que a medida que juguemos el aspecto de MiceGard nos va a recordar mucho a Zelda.
Así que nuestros héroe y cinco de los más aguerridos guerreros del poblado se lanzan al rescate de los niños. Los antagonistas del juego son los terribles sapos, enemigos acérrimos de nuestros queridos ratoncitos. La forma de juego es muy simple, vamos avanzando a lo largo de un bosque laberíntico que vemos desde arriba. Digo laberinto porque existen varias bifurcaciones en el camino, pero es imposible perderse y muy difícil dejar objetos sin recoger.
Existen tres tipo de formación para controlar a nuestros ratoncitos. Micel es el jefe del grupo y como tal es al que controlaremos si elegimos ir en modo libre, mientras que el resto del batallón se moverá de forma autónoma, atacando a los sapos y recogiendo objetos. Si vamos en formación de defensa nuestros pequeños vikingos caminarán en triángulo, defendiendo los tres de delante con sus escudos y lanzando flechas los situados en la vanguardia. Por último si formamos en ataque nuestros peludos personajes se dispondrán en circulo, atacando con su espada y cubriendo la espalda del resto.
Todo el pequeño ejército de MiceGard comparte una sola barra de vida, por lo que siempre tendremos que estar vigilando a todos nuestros amigos. En esta primera misión llegamos al lugar donde tienen prisioneros a unos pocos infantes, los liberamos y los escoltamos de vuelta hasta el poblado. Los combates son fáciles si llevamos la formación adecuada en cada momento y la acción en general es llevadera. O dicho de otra forma: es un poco lenta.
Una vez lleguemos al pueblo podemos usar los materiales que hemos recogido durante la parte de exploración para reconstruir los edificios derruidos. Cada edificio que rehabilitemos supondrá una mejora para nuestro equipo, más vida, más defensa, más daño… lo típico en un RPG. Tras hablar con nuestros vecinos podemos ir a la siguiente misión. Se desplegará un mapa con las misiones que podemos elegir, seleccionaremos el objetivo y… vuelta a la fase de acción.
Cada una de las misiones de MiceGard se desarrolla igual que la primera: recorrer el laberinto, matar sapos, recoger enseres y volver. En cada una de estas misiones nos mandan hacer algo diferente, rescatar vecinos que luego aparecerán en el poblado, proteger un convoy de suministros, recoger objetos y llevarlos a un punto concreto… Misiones de recadero. Todo MiceGard son misiones de recadero con las mismas mecánicas. Aparecen nuevos enemigos como los mosquitos que atacan por aire o los sapos con escudo, pero la jugabilidad no cambia: formar, atacar, recoger, volver al poblado.
Para dar un poco de variedad al asunto hay un par de misiones que cambian todo, en una controlamos una catapulta que podemos mover en vertical para masacrar a los invasores de la aldea. Como un tower defense, pero controlando la única torre de defensa. El otro nivel diferente es lo mismo pero con una canoa en mitad de un río, cosa que al menos le da variedad a los escenarios, ya que todo el juego sucede en el mismo bosque. Con niebla, de noche, de día, con un filtro rojo para que sepas que está ardiendo… pero el mismo bosque. Sólo cambia al visitar una zona de hielo (el bosque en blanco) y al entrar en una cueva.
MiceGard es muy bonito, joder qué bonito es. Los escenarios son preciosos, los ratones son abrazables e incluso los malignos sapos son queribles. Como es un juego de ratones también salen gatos. Los gatos mejoran cualquier juego, esto es así. La versión que he jugado tiene algunas partes del juego sin traducir al castellano, aunque eso supongo que se arreglará con su salida.
Pero al cabo de media hora ya has visto todo lo que puede ofrecer. Por suerte sus creadores son conscientes de ello y lo han hecho corto. En una tarde corta te lo terminas, por muy torpe que seas. Pero es que aún siendo corto es repetitivo como el solo. Si a eso le sumamos que la acción no es nada trepidante, pues… MiceGard es muy bonito y tiene grandes ideas, habrá que seguir a sus autores para ver qué pueden hacer con su siguiente juego. Este les ha salido… muy bonito. Pero un poco coñazo.
Te gustará si:
- Tienes 10 euros y una tarde libre.
- Te gustan los ratones, el pixelart y los ratones pixelados.
- Eres fan de los juegos de Nintendo pero no tienes una Switch.
- Las misiones de recadero te parecen las mejores misiones.
No te gustará si:
- Realizar tareas repetitivas te cansa rápido.
He jugado MiceGard en una Steam Deck gracias al código de prensa proporcionado por Game Dynasty a través de KeyMailer.co.