28 abril, 2024

Análisis de The Cub: Huyendo de Elon Musk

Por Ché Sáez Ene18,2024 #The Cub

The Cub está basado en los juegos de plataformas propios de los 16 bits y en la más famosa novela de Rudyard Kipling. Además en su fondo se intuyen altas dosis de sátira social y cierta moralina ecológica. Por si todo esto fuera poco, se trata de la segunda parte de un juego de golf. Siendo un título de plataformas. Sí, sus señas de identidad parecen muy caóticas. Pero todo tiene sentido, os lo explico despacito, que es como mejor entran las cosas.

Si toda mi verborrea te produce urticaria puedes descargar su demo desde The Cub on Steam (steampowered.com) y comprobar si el juego casa con tus gustos.

The Cub Gameplay

Pelotas con un palo

Empiezo, por empezar por algo, por explicar lo de que un juego de plataformas sea la continuación de un juego de golf. Tiene truco, claro. No estamos hablando de un simulador como podría ser PGA Tour, Golf Club Nostalgia (antes conocido como Golf Club Wasteland) es un juego de golf muy especial. La cosa no va de ir pegando golpes a una pelotita con un palo hasta meterla en un agujero. Bueno sí, en realidad es exactamente eso lo que hacemos, pero es que la jugabilidad es algo secundario frente a su parte narrativa.

Sigue siendo un juego de golf entretenido, con su curva ascendente de dificultad y sus mecánicas novedosas. Nos divierte mientras nos cuenta sus movidas, que es a lo que realmente han venido sus autores, Demagog Studio. De hecho cuenta con un modo historia en el que tenemos golpes infinitos e incluso nos permite pasar de nivel si llevamos suficiente tiempo intentando el hoyo como para escuchar todo lo que tenía que decirnos la radio. Ah, sí…

La radio

La radio es un personaje principal de ambos juegos. En el universo de The Cub y Golf Club Nostalgia la Tierra ha quedado inhabitable por motivos ecológicos y sus habitantes se han tenido que ir a Marte. Pero no todos los humanos han sido dignos de entrar en las naves de salvamento. Sólo los más ricos pudieron comprar una plaza. Los más millonarios y sus familias.

Esta élite dejó morir el medio ambiente terráqueo y huyó al planeta rojo dejando detrás a los mindundis. ¿Os suena de algo? Para continuar con el cachondeo la capital del nuevo mundo se llama Tesla. Estos nuevo marcianos vienen a la destruida Tierra para jugar al golf y están continuamente escuchando la radio gracias a su traje espacial, en el que van enfundados porque el aire terrestre es nocivo para la salud.

La historia

Nuestro protagonista es un niño superviviente del desastre ecológico que fue criado por una manada de lobos. Un día se encuentra el cadáver de uno de los marcianos y le roba la escafandra, gracias a la cual puede escuchar la emisora marciana y vuelve a aprender el lenguaje humano. Con esta escusa seguiremos oyendo la cháchara radiofónica durante esta segunda parte.

Gracias a esas vivencias que cuentan los oyentes radiofónicos nos iremos metiendo en el meollo de la historia. Además les sirve a la gente de Demagog para meter canciones de todo tipo de estilo musical dentro de una misma banda sonora sin que chirríe. Además de a través de la radio y de algunas cinemáticas, The Cub nos narra su historia a través de los escenarios que atravesamos. Pintadas en edificios abandonados, periódicos y películas cortas que podemos pararnos a disfrutar, nos cuentan qué vivieron los antiguos habitantes de la Tierra. Cómo huyeron o perecieron, qué es lo que llevó a la humanidad a extinguirse o quedar reducida a una élite despreciable.

Me he tomado tanto tiempo en hablar del ambiente que rodea The Cub por dos razones. La primera es que es parte fundamental del juego. Es eso que lo hace especial, diferente a otros millones de plataformeros y hará que tras acabar su historia en un puñado de horas lo recordemos y queramos volver a él de nuevo. El segundo motivo por el que ha quedado tan largo es porque me enrollo como las persinas. Pero sobre todo por lo primero, por lo de la ambientación genial.

Lo de ir saltando

Y sí, detrás de una envoltura tan especial hay un juego, uno de plataformas de la vieja escuela que nos hará revivir momentos ya vividos durante la época de los 16 bits. Morir y repetir como en Another World va a ser el leitmotiv de The Cub. Correr, saltar y huir de los marcianos que nos quieren dar caza es una gozada gracias a la perfecta respuesta del ágil cachorro de humano.

Os aviso que Demagog ha querido incluir homenajes más o menos velados a clásicos del entretenimiento, concretamente a esas fases que siguen grabadas a fuego en nuestra mente por un motivo concreto: las veces que tuvimos que repetirlas. No llevaremos mucho tiempo de partida cuando nos enfrentemos a una fase de vagonetas que hará que todo jugador de Donkey Kong Country adopte una posición fetal y se eche a temblar.

Por suerte es corta y el sistema de checkpoints es más o menos agradable. Repito: es corta, de verdad que pasa pronto y no se vuelve a repetir. No huyáis. Más tarde nadaremos entre algas electrificadas y así seguirán los guiños a la historia de los videojuegos, tanto viejunos como modernos. También acariciamos una jirafa, único ser vivo en un apocalipsis. Y los guiños a la cultura popular siguen y siguen, haciendo las delicias de todo friki de pro que goce de la caza de la referencia.

El resumen

The Cub nos lleva a un planeta Tierra devastado y abandonado por culpa de un apocalipsis climático, tan divertido como desgraciadamente real. Demagog usa el trasfondo de un juego de plataformas para contarnos la historia de unos desgraciados que dejaron morir su planeta para montarse uno mejor y ahora rabian por volver. Nos ponen un espejo distorsionado frente a la cara y nos tenemos que reír. Y saltar.

Sin duda es la mejor parte de un juego de golf que se haya hecho nunca. Ah, y los gráficos están muy bien. A la gente le suele importar mucho eso de los gráficos. Muy chulos, sí.

Recomendado si:

  • Te gustan los plataformas con sabor a 16 bits.
  • Las versiones oscuras de Disney tocan tu negro corazoncito.
  • Prefieres la acción al golf.

No es para ti si:

  • Te quita el sueño que Bill Gates meta chips en tu corriente sanguínea pero te quejas amargamente cuando te cuentan lo del cambio climático.

He jugado a The Cub en una Steam Deck gracias al código de prensa enviado por Untold Tales.

By Ché Sáez

Maestro del hipérbaton, señor de las bestias, inventor del humor sin gracia, dixlésico y taaa...rtadmudo.

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