Desde el primer momento, Ruffy and the Riverside se presenta como un homenaje alegórico a los clásicos 3D de antaño: ese cóctel que mezcla la exploración de Banjo-Kazooie, la estética de Paper Mario y los acertijos ambientales al estilo Zelda. Sin embargo, lo que lo distingue es su ingenioso poder de intercambio (CANJE), un sistema que permite copiar propiedades del entorno y pegarlas en otros objetos. Este sencillo pero brillante concepto convierte cada puzle en una experiencia fresca, divertida y, en ocasiones, sorprendentemente ingeniosa.
Un Mundo que Invita a Explorar
El apartado visual es una delicia: personajes 2D dibujados a mano sobre escenarios 3D de bajo poligonado crean un contraste encantador y vibrante. Las animaciones rebosan expresividad, y la dirección de arte, con sus colores vivos, efectos de partículas y un estilo que evoca el espíritu de Hanna-Barbera, conquista desde el primer vistazo. La música acompaña a la perfección, con melodías ligeras, divertidas y un tema principal pegadizo que refuerza el tono cómico y afable del juego.
El mundo abierto, estructurado en zonas interconectadas desde un hub central, está repleto de secretos, coleccionables y minijuegos (como carreras en fardos o descensos en balsa). La exploración se siente orgánica, con pequeñas misiones secundarias y detalles que hacen que cada rincón merezca la pena.

El Poder del CANJE: Innovación y Satisfacción
La verdadera estrella del juego es el CANJE. Al principio, experimentar con él es un acto de pura curiosidad: copiar la textura de una antorcha para encender otra, congelar agua o alterar superficies para despejar caminos genera una satisfacción inmediata. Los puzles, aunque no extremadamente complejos, se benefician de esta mecánica, ofreciendo momentos de genuina creatividad.
Sin embargo, el juego no explota todo su potencial. Algunos acertijos tienden a repetirse, lo que resta frescura en las últimas horas. Además, el combate y los jefes son demasiado simples y no aprovechan el CANJE como cabría esperar. Un mayor desarrollo en estas áreas habría elevado la experiencia a otro nivel.

Narrativa: Un Ritmo que Flaquea
Uno de los puntos débiles es la narrativa. El juego comienza con una avalancha de diálogos que frenan el ritmo, rompiendo la fluidez que tanto engancha en sus secciones de plataformas y puzles. Aunque el tono humorístico y los personajes carismáticos ayudan, el exceso de texto en los primeros compases puede resultar tedioso para quienes busquen acción inmediata.
Conclusión: Un Viaje Nostálgico con Margen de Mejora
Ruffy and the Riverside logra capturar esa magia infantil de los clásicos 3D: explorar, recolectar objetos y resolver puzles con una sonrisa en el rostro. Su arte, música y mecánica estrella lo convierten en una experiencia entrañable y altamente recomendable para los amantes de los juegos de la vieja escuela.

No obstante, con un ritmo narrativo más ágil, mayor variedad en los desafíos y una profundización en el combate, podría haber sido algo excepcional. Aun así, es un título indie lleno de personalidad, ideas brillantes y corazón.
Es para ti si buscas un juego que te transporte a la era dorada de los plataformas 3D.
No te lo aconsejo si no eres capaz de pasar por encima de una tonelada de infantilismo.
He jugado Ruffy and the Riverside en Steam Deck gracias al código enviado por Pirate PR a través de PressEngine.