Me lancé a Windward Horizon sin demasiadas expectativas y me ha sorprendido gratamente. Al comenzar como un simple capitán que hereda el mando de un barco modesto, me encontré rápidamente atrapado en un mundo marino de posibilidades: pescar, comerciar, completar misiones para facciones o enfrentarte a piratas y criaturas marinas. Esa libertad es, sin duda, su mayor atractivo.

Libertad de juego
Lo que más me enganchó es esa sensación de “juego a mi manera”. No hay caminos forzados: si quiero evitar conflictos, lo hago; si quiero centrarme en el comercio, adelante; y si apetece todo junto, van de la mano. Las misiones mundiales aparecen, pero puedo simplemente ignorarlas y seguir explorando sin penalizaciones.
El mar se ve precioso: cielos amplios, barcos bien rediseñados y pueblos que se sienten vivos. La interfaz es funcional y los controles responden muy bien, lo que ayuda a sumergirte sin interrupciones.
Progresión y personalización
El árbol de talentos me ha parecido profundo y satisfactorio. Permite especializarme en ofensiva, defensiva o apoyo, y combinar habilidades para adaptarme a diferentes estilos. Además, cada barco (máquinas de guerra, apoyo o ágiles barcos ligeros) tiene cualidades únicas, haciendo que la elección y personalización sean cruciales. El sistema de reputación y conquistas de provincias también añade un matiz estratégico interesante en el que puedes hacer prosperar ciudades desde el comercio o la fuerza.

Multijugador y modo cooperativo
Si bien se puede jugar muy bien en solitario, la mejor experiencia llega en multijugador. Navegar con amigos hace que el mundo cobre vida: el intercambio, las batallas conjuntas y las conquistas son más divertidas y dinámicas. El soporte “server hosting” es fluido, permitiendo que la gente se una o salga sin necesidad de empezar de nuevo.
Detalles a pulir
Hay algunos puntos que me hicieron fruncir el ceño:
- En ocasionalmente, los barcos pueden “atascarse” en combates.
- La interfaz de gestión de recursos y comercio puede resultar confusa al inicio. Por ejemplo, ciertas mercancías necesitas procesarlas antes de venderlas, y no resulta intuitivo.
- A ratos me faltó un indicador de viento más claro, ya que a veces la navegación se siente un poco imprecisa.
- El ritmo puede ser lento: los diálogos y transiciones tienen animaciones largas y entorpecen la inmersión cuando se repiten.

Duración y valor
Por unos 20 €, ofrece horas y horas de diversión: yo ya llevo más de 30 h y aún me quedan cosas por descubrir. El mundo cambia dinámicamente —creciendo ciudades, embargos, eventos— y a cada paso siento que vale cada céntimo.