Vilde: estética vikinga con ejecución irregular

Vilde mezcla estética nórdica con gunplay frenético, pero su falta de pulido técnico limita su potencial.

Vilde se presenta como una incursión del género roguelite de acción en un marco estético inconfundible: una brutal fusión de ambientación nórdica/vikinga y gunplay frenético. Si bien el juego cautiva por su identidad visual y su núcleo jugable funcional, el producto final adolece de una falta de pulido técnico y escasez de contenido que limitan seriamente su atractivo a largo plazo.

A pesar de sus ideas brillantes, Vilde se lanzó al mercado sintiéndose incompleto, un título que muestra su potencial pero no lo desarrolla por completo.

Lo mejor: estilo y mecánica base atractiva

El gran triunfo de Vilde reside en su presentación. El diseño artístico, la ambientación y la banda sonora logran una identidad propia que inmediatamente lo distingue de otros roguelites. La mezcla de la épica vikinga con el armamento moderno es un acierto visual que, por sí solo, genera interés y un ambiente inmersivo.

El núcleo de acción es innegablemente sólido. Cuando el jugador logra dominar la sinergia entre las habilidades, las runas y las armas, el combate “hace click” y se vuelve satisfactoriamente adictivo. La estructura roguelite funciona para incentivar la rejugabilidad, ofreciendo ese impulso de “una partida más” que mantiene al jugador enganchado mientras busca builds óptimas y desbloqueos.

Lo peor: ejecución técnica y escasez de contenido

Las virtudes de Vilde se ven eclipsadas por varias deficiencias importantes que no deberían estar presentes en un lanzamiento completo. El feedback del combate es pobre: las animaciones, los efectos de impacto y los tiempos de recarga fallan al transmitir el peso y la potencia de las armas. El movimiento general se percibe “bajo el agua”, y el diseño de niveles limita el ritmo de acción con arenas demasiado pequeñas.

La interacción entre habilidades, dash y recargas es torpe y lenta, minando el dinamismo que se espera de un FPS de acción. Además, la presencia de bugs y problemas de optimización lastra la experiencia, indicando una falta de testing y pulido técnico previo al lanzamiento.

El juego se siente vacío de opciones en su versión final. La comunidad exige más mapas, modos de juego, armas y runas. El sistema de progresión y desbloqueos se ve aceptable, pero su impacto resulta poco gratificante o demasiado sutil. La falta de recompensas tangibles hace que el esfuerzo de las partidas no se sienta debidamente capitalizado.

La curva de dificultad está mal calibrada. Algunos enfrentamientos son frustrantes debido a un loot mal balanceado —especialmente la escasez de escudos y pociones de salud— o la falta de retorno inmediato por las mejoras. Esta irregularidad sugiere que el juego no ha pasado por el fine-tuning necesario.

Conclusión

Vilde es un juego que destaca por su estética y su concepto, pero decepciona en su materialización. En su estado actual, ofrece una experiencia de acción que funciona intermitentemente, pero que se ve constantemente frenada por la falta de pulido técnico y la escasez de contenido que se espera de un lanzamiento completo.

Es un juego interesante para quienes valoren la ambientación por encima de todo y estén dispuestos a obviar las fallas técnicas. Sin embargo, para el jugador que exige ritmo, contundencia y variedad en un roguelite FPS, Vilde se queda corto, ofreciendo una experiencia con mucho potencial sin alcanzar nunca la versión que debería haber sido en su lanzamiento.

Recomendado para amantes de la estética vikinga, jugadores que priorizan ambientación sobre ejecución, y curiosos del roguelite FPS.