Para este verano de 2025 ya tenemos agenciadas unas vacaciones en lo que antes se llamaba Checoslovaquia. Por eso no hemos perdido ni un segundo para hacernos con Kingdom Come: Deliverance II y empezar a conocer la zona. La verdad es que jugamos con ventaja, porque ya estuvimos en los noventa por allí, antes de que estrenaran Hostel. Incluso volvimos virtualmente con el primer juego. De ahí que nos consideremos enamorados de la zona, sus gentes, sus costumbres y que no nos importen los malandrines.
Desde el momento en que iniciamos Kingdom Come: Deliverance II, nos sumergimos completamente en el mundo detallado y realista de la Bohemia del siglo XV. Warhorse Studios ha superado nuestras expectativas con esta segunda entrega. Nos ofrecen una experiencia de juego que no solo expande, sino que perfecciona la visión original. Incluso se han tomado la libertad de hacer un título al que cualquiera se pueda enfrentar, sin haber tocado antes el primero.
El juego sigue siendo un RPG de acción en mundo abierto. Pero llega con mejoras significativas. La mecánica de combate ha sido refinada para ser más fluida y precisa, con pulsaciones de ratón o del mando que se domina con rapidez. Además de las espadas, hachas y compañía tenemos armas como ballestas y mosquetes, lo que añade una capa extra de táctica y estrategia. La progresión de habilidades sigue siendo realista, dependiendo de la práctica y el tiempo invertido.
Uno de los aspectos más impresionantes del juego es la meticulosa recreación de la Bohemia medieval. Cada rincón del mundo abierto está lleno de detalles históricos, desde las ciudades ricas en minas de plata hasta las vastas tierras de cultivo. Caminando por las calles te sientes transportado a una época pasada, con su arquitectura, costumbres y leyes fielmente representadas. La ambientación no solo es visualmente impresionante, sino que también contribuye a la inmersión total en la narrativa del juego. Solo se le puede criticar que a veces hablan del olor, como si todo el mundo fuera con tres capas de desodorante tras un baño de flores. Pues no, en esos tiempos todo el mundo apestaba, unos más y otros menos. Incluso la comida era algo que ahora nos resultaría totalmente pestilente, salvo en determinados ambientes muy concretos. En fin, porque los juegos no huelen… de momento.
La historia sigue a Henry, nuestro protagonista, en una nueva serie de aventuras. La narrativa es rica y nos pone en tensión cuando no nos emociona de otra forma. Está llena de giros que te mantendrán enganchado durante muchas horas. Da rienda suelta a pillar manía a personajes mucho más complejos y bien diseñados de lo que aparentan a primera vista. Las decisiones que tomes influirán tanto en las misiones secundarias como en la trama principal, creando una sensación de hecho y consecuencia. Aunque algunas misiones secundarias se tuercen a nivel de interés, en general, la calidad de la narrativa es sobresaliente y las misiones están bien diseñadas y son variadas. A esto ayuda mucho el doblaje, incluido el español, que se ha cuidado a nivel de guion… aunque técnicamente flaquea con los niveles y la mezcla, a veces.
El sistema de combate ha sido uno de los puntos fuertes del juego. Son más realistas y fluidos que en el título anterior. Nos hacen pensar en una estrategia cuidadosa, en lugar de simplemente machacar botones. Además, cambian totalmente si es un enemigo o varios los que tenemos alrededor. Los enfrentamientos a caballo han mejorado notablemente, con nuevos movimientos y animaciones que los hacen más naturales y dinámicos. La IA enemiga también ha sido perfeccionada, presentando un desafío mayor y reaccionando de manera más creíble a las acciones del jugador.
Kingdom Come: Deliverance II es un ejemplo técnico y artístico
Visualmente, Kingdom Come: Deliverance II es impresionante. El motor gráfico logra sumergirte completamente en el mundo medieval. Según el hardware, pueden aparecer bugs y crasheos ocasionales que dependen mucho de lo actualizados que tengas los drivers en PC. Con un equipo nuevo full AMD y con otro que llevaba un i7 6700K de 2015, junto a una Radeon RX 6600 XT no hemos tenido problemas (ha petado un poco con una 5080, pero era de esperar). A pesar de estos problemas técnicos, el nivel de detalle en los gráficos y la fidelidad histórica son dignos de elogio. El motor CryEngine que vimos en Rise Son of Rome, Hunt Showdown, los Crysis o muy modificado en Star Citizen, demuestra una vez más que va sobrado con cualquier hardware. Por su lado, la música y el diseño de sonido también merecen una mención especial, contribuyendo a la atmósfera envolvente del juego.
El juego está ambientado en la Bohemia del siglo XV, durante un período de guerra e inestabilidad. La ciudad de Kuttenberg es uno de los escenarios principales, ofreciendo una mezcla de riqueza y miseria, corrupción y magnificencia. La ambientación es rica y detallada, creando un mundo inmersivo y creíble. Esta es la clave, junto a las tramas políticas y el ansia de poder que mueven todo alrededor de nuestros protagonistas. El detalle, los efectos y una larga lista de opciones que se pueden modificar hacen que el juego brille en cualquier PC, como hemos dicho. No hace falta tener el mejor hardware actual, lo cual es un golpe en los bajos para editoras que lanzan juegos «solo para tarjetas con Ray Tracing», aunque luego no lo usen para algo útil.
El motor de juego también parece ayudar a que las misiones en Kingdom Come: Deliverance II sean más abiertas y flexibles que en el primer juego. Tendrás la libertad de tomar decisiones que realmente afectan el curso de la historia y no te encajonan. Es más, la gran cantidad de misiones secundarias que fomentan la exploración y las soluciones creativas están en línea con un diseño de escenarios donde no te enfrentas a desesperantes muros invisibles. Aparte de que igual te encuentras a alguien por ahí que te la lía o te metes en una trampa… incluso verás referencias a cultura popular que jamás te esperarías encontrar.
En resumen, dificultad y realismo van de la mano. Estamos ante un juego de rol en el que no se echan en falta monstruos, magias espectaculares o saltos interdimensionales. Los combates pueden ser desafiantes, especialmente al principio, y deberás gestionar aspectos como la salud, el inventario y las relaciones con otros personajes. Precisamente, hacer pócimas, jugarte las monedas a los dados y encontrar cosas que hacer se llevarán buena parte de tu tiempo. La dificultad está diseñada para ofrecer una experiencia auténtica y gratificante para aquellos que disfrutan de los juegos de rol más exigentes. De poco a más, hasta dominar las artes.
Kingdom Come: Deliverance II no solo cumple con las expectativas, sino que las supera enormemente. Tras encontrar algo aburrido el primer título, este mejora todo y lo multiplica a base de amor por el género y por los jugadores. Con su detallada ambientación, narrativa envolvente y combates mejorados, es una experiencia que ningún fan del género debería perderse. A pesar de algunos errores técnicos, el juego ofrece una aventura medieval inmersiva y emocionante que vale cada minuto.
Te gustará si
- Quieres una aventura tremenda
- Te da igual que no haya dragones
No lo juegues
- Si no quieres
Ché Sáez 