10 mayo, 2025

Tras haber jugado Doom: The Dark Ages, puedo decir que es una reinvención atrevida y estimulante de una franquicia que siempre ha sido sinónimo de velocidad, violencia y metal. Esta nueva entrega, desarrollada por id Software y corriendo sobre una versión mejorada del motor id Tech 8, no solo conserva el alma brutal de Doom, sino que se atreve a sumergirse en un escenario medieval-industrial que redefine su identidad sin perder su esencia.

DOOM: The Dark Ages | Tráiler oficial de lanzamiento (4K) | Disponible el 15 de mayo de 2025

Desde el primer momento, la atmósfera me atrapó. El juego nos traslada a una época antigua y mitológica, donde el Slayer es más una figura legendaria que un simple soldado. La arquitectura gótica colosal, los cielos teñidos de rojo y las fortalezas infestadas de demonios conforman un paisaje visualmente impactante. Este enfoque artístico fusiona la brutalidad clásica de Doom con una estética inspirada en la fantasía oscura, con elementos que parecen sacados de una portada de álbum de heavy metal. Todo se ve y se siente épico.

En cuanto a jugabilidad, The Dark Ages da un paso diferente respecto a Doom Eternal. Aquí el ritmo es más deliberado, con un mayor énfasis en el combate cuerpo a cuerpo, sin dejar de lado la brutalidad ni el frenesí. La gran estrella es el escudo con pinchos, que puede utilizarse tanto para bloquear ataques como para realizar devastadores contraataques o incluso lanzarlo al estilo boomerang. Esta mecánica cambia la dinámica de enfrentamientos, obligándote a pensar más en la defensa y el tiempo de reacción.

El arsenal ha sido rediseñado para encajar en esta ambientación medieval-industrial. Además del escudo, se destacan armas como la mace shotgun, una especie de escopeta que funciona como un mazo demoledor a corta distancia; un lanzador de proyectiles mecánicos similar a una ballesta que perfora múltiples enemigos; y el mangual automático, una mezcla absurda pero efectiva de tecnología y brutalidad medieval. Cada arma se siente contundente, con un excelente diseño sonoro y visual que acompaña la destrucción. A esto se suma la clásica sierra –más bien una guillotina giratoria en esta entrega– y, por supuesto, ejecuciones gloriosas que nunca pierden su encanto sangriento.

También hay secuencias espectaculares que rompen la rutina del combate tradicional. El pilotaje del meca “Atlan” para derribar demonios gigantes y los vuelos sobre un dragón demoniaco arman momentos de escala épica. Aunque estas secciones no siempre se integran de forma fluida con el resto del juego, ofrecen variedad y espectáculo visual.

En cuanto al rendimiento y gráficos, Doom: The Dark Ages brilla. Corre de forma fluida, con una tasa de frames sólida incluso en las situaciones más caóticas. El motor id Tech 8 demuestra su madurez con iluminación volumétrica, partículas dinámicas y un nivel de detalle impresionante en los modelos de enemigos y escenarios. Cada textura, chispa y gota de sangre contribuye a la inmersión, mientras que la dirección de arte logra que todo tenga cohesión, incluso en un mundo tan irreal.

El juego estará disponible desde el día uno en Xbox Game Pass, y se lanza para Xbox Series X|S, PlayStation 5 y PC. Es una decisión inteligente que permitirá a muchos jugadores probarlo sin barreras de entrada, lo cual es ideal para una entrega que se atreve a reinventar la fórmula.

En resumen, Doom: The Dark Ages no busca ser más de lo mismo. Se atreve a romper esquemas con una ambientación poderosa, armas creativas y un ritmo más calculado pero igual de sangriento. No todo encaja a la perfección, y los más puristas pueden extrañar la velocidad infernal de Eternal, pero para mí ha sido una experiencia intensa, fresca y, sobre todo, fiel al espíritu de destrucción que define a la saga.

Por Ché Sáez

Maestro del hipérbaton, señor de las bestias, inventor del humor sin gracia, dixlésico y taaa...rtadmudo.

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