Kinect fue un desastre y no lo decimos nosotros. En una entrevista IGN, Peter Molyneux cuenta lo que muchos vieron hace años. Con unas declaraciones que parecen exculpar al antiguo responsable de juegos en Microsoft. Ahora relegado a un plano menos visible, pero con mucho que contar alrededor de Xbox.
Sin embargo, Molyneux se refiere al nacimiento del dispositivo, no a lo que llegó junto a Xbox One. Un producto que llegó, en este caso, con el lastre de la generación anterior y sin apenas reminiscencias de la visión inicial.
Kinect fue un desastre por no ser fiel a la idea original
La palabra que utilizó Peter Molyneux para definir que Kinect fue un desastre es sencilla, descarrilamiento. Algo que ya vio incluso antes de que empezaran a venderse millones de unidades sueltas.
Al parecer, como recordamos algunos, Kinect iba a ser un dispositivo potente. Con una circuitería que liberaría a Xbox 360 de cualquier lastre. Con procesadores y RAM capaces de ofrecer solo información útil a la consola, de manera que sería una especie de nueva generación. Una verdadera ampliación de las capacidades de la máquina original.
Junto a ese poder de procesamiento, la óptica y cámaras de Kinect iban a ser capaces de funcionar en espacios normales. Con un ángulo de visión que cubriría una habitación completa, así como distancias más cercanas.
Uno de los aspectos más espectaculares de los primeros prototipos era el sonido. Con demos en las que Kinect detectaba la posición de cada persona cuando hablaba e identificaba la voz. Eso que vimos con juegos de preguntas y respuestas, pero que acabó siendo igual que en generaciones anteriores con sus micrófonos de juguete.
Peter Molyneux confirma que Kinect fue un desastre a nivel técnico, que no en ventas o negocio. Sigue con el argumento de que no llegó como se le había mostrado inicialmente. Aquí, nuestro amigo Risto debe tener algo de culpa, ¿no?