Confieso que me dejé seducir rápidamente por Soulslinger: Envoy of Death. La premisa me atrapó: un roguelike con estética western, disparos rápidos y un enfoque visual realista que recrea una especie de purgatorio del Lejano Oeste. Como fan de los juegos de acción con alma propia, no pude resistirme a probarlo. Y aunque encontré motivos para seguir jugando una y otra vez, también choqué de frente con varios de sus límites actuales.
Lo primero que quiero destacar es lo adictivo que puede llegar a ser el gameplay. Cada run se siente ágil, con una cadencia que me recordó a lo mejor del género: saltas, disparas, usas habilidades especiales y, cuando todo fluye, te sientes como un pistolero fantasmal imparable. Hay algo muy satisfactorio en el ritmo de combate que logra Soulslinger, una especie de danza entre el caos y la precisión que me tuvo enganchado durante varias sesiones.
Visualmente, el juego logra una atmósfera envolvente gracias a su estilo gráfico realista, con efectos de luz, polvo y arquitectura desértica que refuerzan su identidad western sobrenatural. Es un juego que entra por los ojos, con escenarios que, al menos al principio, transmiten muy bien ese tono de muerte, redención y duelo eterno. La banda sonora también ayuda: guitarras fantasmales, sonidos ambientales y efectos contundentes que aportan inmersión y coherencia al conjunto.

Pero esa misma experiencia se ve empañada con el tiempo. Tras unas horas, el juego empieza a mostrar sus costuras: enemigos que se repiten, armas que no aportan demasiada diferencia estratégica, y escenarios que pierden frescura. Me encontré deseando más variedad, más sorpresas, más motivos para volver al combate con la misma emoción del principio.
La dificultad es otro tema. No me molesta que un juego sea desafiante —de hecho, lo disfruto—, pero Soulslinger a veces se siente injusto. Algunos jefes presentan picos de dificultad desbalanceados que cortan el ritmo y pueden frustrar más que retar. Además, el sistema de progresión roguelike se queda corto. Esperaba una evolución más marcada entre runs, pero las mejoras disponibles son limitadas y no cambian demasiado la forma de jugar.

Y sí, hay errores técnicos. Me crucé con algunos bugs menores, problemas de optimización y controles que no siempre respondieron con la precisión que un juego de este ritmo exige. Nada catastrófico, pero sí lo suficiente como para romper la inmersión de vez en cuando.
Aun así, no quiero sonar más duro de lo que merece. Soulslinger: Envoy of Death tiene una base sólida. Se nota que hay cariño y visión detrás del proyecto, y varios aspectos brillan con fuerza. Lo veo como un título en evolución, uno que podría crecer mucho si se le da el tiempo y las actualizaciones que necesita.
Es para ti si:
- Te gustan los roguelikes de acción.
- Disfrutas de los juegos de disparos en primera persona más trepidantes.
No es para ti si:
- No estás dispuesto a tolerar las asperezas jugables y técnicas de un juego independiente.