Acabo de subir desde los círculos más profundos del infierno… literalmente. Como jugador endurecido, me lancé a la versión de Hellstuck: Rage With Your Friends en Xbox, que por fin aterrizó este 9 de septiembre de 2025, después de su paso previo por PC y Switch.
Una propuesta desafiante… y despiadada
Desde el primer segundo, queda claro que este juego no está hecho para los suaves de corazón. La premisa es sencilla: escalar los nueve círculos del infierno a base de saltos milimétricos. Pero cada error te castiga con una caída que te devuelve al inicio, sin concesiones ni puntos de control. Es una experiencia demoledora. Me ha recordado que tengo una paciencia limitada… que me está costando esfuerzo mantener intacta.
Mecánica de salto precisa… pero frustrante
El sistema de control es simple: te mueves con el joystick izquierdo y saltas con el botón A; la duración de la pulsación determina la fuerza del salto. Pero la ejecución no es nada intuitiva. A veces siento que lanzo al demonio a la deriva sin control, como si la trayectoria fuera “todo o nada”. Un pequeñísimo error en la altura o dirección significa precipitarse al abismo. Aprendes por ensayo y error —muy lentamente— y, sin una barra de potencia visible, adivinar cada salto se vuelve una tarea de fe y frustración.

Ambientación oscura y atrapante
El pixel art es oscuro y sucio, repleto de escenas inquietantes: esqueletos encadenados, gente siendo torturada, demonios acechantes… y ese demonio protagonista, adorablemente pixelado, que se desmorona en una nube de píxeles al caer. La música, chiptune perturbadora, y el grito agonizante del personaje cuando cae, elevan la tensión. Es imposible no sentirte atrapado en este infierno punzante… aunque hay opción de desactivar el grito, por si te vuelve loco.
Modos de juego: de soledad demoledora a frustración compartida
En solitario, Hellstuck es un desafío implacable; cada salto fallido te hace querer tirar el mando. Pero el modo cooperativo local añade un giro inesperado: compartir esa desesperación con otro jugador puede convertirse en una experiencia sorprendentemente divertida. Competir por llegar más alto o ver quién lanza el mando primero introduce risas en medio del caos.

¿Repetitivo o adictivo?
Sí, se vuelve repetitivo: sin historia, sin poderes, sin narrativa; solo saltos y caídas. Tras horas de pruebas, la novedad puede desvanecerse, y terminas preguntándote si vale la pena seguir intentándolo. Aun así, para quien disfruta de los retos extremos, ese “una más y lo consigo” se convierte en una adicción oscura, difícil de soltar.
Conclusión
Hellstuck en Xbox es pura esencia indie: brutalmente difícil, con una estética inquietante y una mecánica de precisión que exige una dosis de paciencia casi inhumana. Si buscabas un juego que te empuje al límite, aquí lo tienes. Pero si tu idea de diversión incluye cierta facilidad o narrativa, quizá este demonio no sea para ti. Yo sigo intentándolo… aunque a veces quisiera que el demonio pudiera volar.
Es para ti si tienes kilos de habilidad y más paciencia que un demonio.
Muchas gracias a Ultimate Publishing por el código de análisis enviado.