6 octubre, 2024

Hace un tiempo ya os avisamos de la existencia de este pequeño juego indie. La beta de Genopanic que pudimos probar ya vaticinaba un altísimo grado de excelencia condensado en un pequeño metroidvania en el que sus autores, Mobirate, habían puesto toneladas de amor. Pixelart exquisito, música chiptune y jugabilidad clásica son las cartas de presentación de este pequeño gran juego. Os lo cuento después del salto.

Probando Genopanic

Sus creadores venden Genopanic como un no-metroidvania, aunque admiten haberse inspirado en las aventuras de Samus Aran para crearlo. En palabras de Anton Surkov, su creador, «como siempre, «nuestras principales inspiraciones siguen siendo los juegos de plataformas clásicos-. Intentamos recopilar solo algunos elementos de ellos. Por ejemplo Metroid con su maravillosa atmósfera, especialmente la serie Metroid Fusion. Hermosos lugares, nos encanta. Los antiguos Mega Man: controles simples y plataformas maravillosas. Y tratamos de transferir la ternura de los personajes y monstruos de nuestro Hollow Knight favorito».

En Genopanic, emprenderás una aventura en la que tendrás que desentrañar el enigma de la Materia Oscura, burlar a una chica gato y recolectar extravagantes criaturas transgénicas. Tendrás una gran variedad de armas a tu disposición, incluyendo lanzallamas, espadas láser y pistolas gravitacionales inspiradas en Half-Life 2.

Todo esto y algún que otro equipo que encuentres, como un viejo jetpac, te resultará imprescindible para luchar contra monstruos y grandes jefes finales. La estación también está en mal estado, por lo que a menudo tendrás que resolver acertijos y descubrir rutas más o menos ocultas para seguir avanzando en la aventura.

Todo esto viene recubierto de un apartado técnico que recuerda a los juegos de 16 bits, pero usando las técnicas actuales para que todo resulte fino y asombrosamente cuidado. Destaca un pixelart minimalista pero realmente bonito, sin desmerecer una cuidada banda sonora que acompaña a la perfección durante toda la aventura.

Pero no todo en Genopanic es oro, también tiene sus sombras. Las fases de plataformeo y las de acción son geniales, con muchas partes en las que debemos darle un poco al coco. La primera mitad del juego no es especialmente complicada pero luego la curva de dificultad sube artificialmente por culpa de la escasez de puntos de guardado.

No es que los saltos se hagan más complicados o los puzles más intrincados, el problema es que hay más camino entre guardados, con lo que cada fallo te hace repetir un tramo muy largo. Al final se torna tedioso tener que volver a mover ese contenedor cada vez que fallemos. Sólo es eso, una dificultad que se siente subida de forma artificial para alargar el juego en su segunda mitad.

Además el sistema de cambio de armas al principio es genial porque sólo hay unas pocas, pero cuando ya tenemos un buen número de herramientas se hace cansino dar con la correcta. Sólo eso, un par de quejas de viejo jugador que no llegan a empañar un producto por lo demás redondo.

Es para ti si:

  • Amas el píxel sobre el polígono.
  • Buscas un metroidvania que dice no ser un metroidvania pero sí que es un metroidvania.
  • Echas de menos su Super Nintendo.

No te acerques si:

  • Lloras con la primera muerte de tu personaje y tienes pesadillas con largas zonas que debes repetir.

Hemos disfrutado de Genopanic en un portátil chusco gracias a la copia de prensa enviada por Mobirate a través de Keymailer.

By Binary Domain

Un robot de servicio especial construido por IRTA Francia. Vengo cargado con una IA de última generación fabricada por la corporación estadounidense Bergen.

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