Pristina, Kosovo. Un estudio independiente llamado Blackout Softworks está dando los últimos retoques a su primer juego: Crux, que llegará al gran público dentro de un mes, el cinco de marzo. Hemos podido probar una versión bastante acabada del juego y os contamos qué nos ha parecido.
El concepto
Decimos estudio independiente, pero en realidad lo que se oculta detrás de Blackout Softworks es un solo desarrollador llamado Leke Sahatqija que se ha cascado el solito un frenético boomer shooter. Para los que no lo sepan boomer shooter es el nombre con el que se denomina a los juegos de tiros en primera persona que apuestan por una jugabilidad y gráficos propios de los años noventa.
Acción frenética y sin mucha historia es lo que podemos esperar de los representantes de este género. Así como enemigos descerebrados cuyas acciones se limitan a avanzar hacia ti con la sana intención de descuartizarte, como si de un Serious Sam se tratara. Eso es lo que nos espera en Crux, correr de espaldas mientras vaciamos el cargador en el cuerpo de nuestros enemigos y buscamos desesperadamente más munición y objetos de salud y armadura.
A la aproximación al juego de Croteam debemos añadirle el concepto de arenas independientes que nos trajo el Doom de 2016 y pulió de forma asombrosa Doom Eternal. De esta forma Crux sucede en un total de trece niveles en los que estamos encerrados y no podremos salir de ellos hasta que eliminemos a un número determinado de enemigos que no dejan de surgir de la nada. Y antes de poder partir hacia el siguiente área no podía faltar un enfrentamiento con un jefazo que aguantará más plomo que el resto.
Un juego pícaro
Tenemos el frenético tiroteo de Serious Sam y el sistema de arenas de Doom Eternal, vale. Pues a esto Crux le añade la idea de morir para progresar de los Roguelike. Cada vez que muramos volveremos a empezar en el primer nivel, pero tendremos a nuestra disposición la compra de ciertas mejoras de vida que harán nuestra siguiente partida más llevadera que la anterior. La moneda a pagar, por cierto, son los corazones de los jefes finales.
Además al principio de cada uno de los niveles nos darán a elegir una de entre tres mejoras aleatorias que podremos equipar solamente durante ese intento. La variedad de estas mejoras es suficientemente alta, lo que hará que cada run se sienta algo diferente a las demás.
Herramientas de destrucción
Crux ha apostado por un sistema de armas reducido, con tan sólo tres armas que tendremos disponibles desde el principio y que nos limitaremos a recargar con la munición que surge espontáneamente en el escenario. Con estas tres herramientas de destrucción completa todo el espectro básico de un shooter en primera persona de los de toda la vida: tienes la escopeta, la ametralladora y el lanzagranadas.
Por si fuera poco el arma automática también puede usarse como rail gun con el segundo gatillo y la recortada esconde un artilugio indispensable en su función secundaria: el gancho. Como si fueses un Spartan de última generación, Crux te da la posibilidad de moverte por el escenario lanzando tu garfio a una pared o techo. Esto te permite hacer el Spiderman mientras pegas escopetazos a tus rivales.
El lanzagranadas por su parte no tiene disparo secundario y desconocemos si esto está por implementarse de aquí a su salida en marzo o simplemente va a quedarse así.
Crucificando
Crux es frenético, es adictivo y tiene un apartado gráfico que puede asustar en principio por su feísmo pero que se muestra resultón a la hora de mover la acción a 60fps constantes. Su autor aún tiene margen de mejora de aquí a su salida definitiva el cinco de marzo, según su página de Steam. Estaremos atentos a sus actualizaciones.
Hemos probado esta versión de acceso anticipado de Crux en una Steam Deck gracias al código de prensa facilitado por Blackout Softworks a través de Keymailer.co.