Dreamout: absurdismo jugable con una alpaca borracha

Dreamout mezcla humor surrealista, misiones delirantes y diseño artesanal en una aventura breve pero memorable.

Dreamout es una rareza encantadora que irrumpe en el panorama indie con una propuesta tan absurda como irresistible. Protagonizado por una alpaca con tendencia a la embriaguez, el juego celebra el caos, el color y la comedia en una aventura que desafía la lógica convencional. Su mundo 2D dibujado a mano estalla en detalles vibrantes y escenarios que combinan lo hilarante con lo emotivo, creando una experiencia que se siente como una mezcla entre caricatura psicodélica y sketch animado.

La misión principal —reunir un cráneo decapitado con su cuerpo— es solo una excusa para recorrer más de 40 misiones y minijuegos que incluyen perseguir melones fugados, saborear cócteles exóticos, asesinar zanahorias parlantes para hacer sopa y experimentar con la gravedad en formas creativas. Cada tarea es una celebración del sinsentido estructurado, donde la incoherencia narrativa se convierte en motor de diversión.

La jugabilidad se basa en explorar, blandir una espada sencilla, recolectar monedas y conversar con NPCs cada vez más extraños. El sistema de físicas impulsa soluciones espontáneas, convirtiendo incluso los momentos más simples en comedia emergente. El juego evita frustraciones y mantiene el foco en el humor, con controles funcionales y una curva de aprendizaje accesible.

Pero Dreamout no es para todos los públicos. Bajo su estética adorable se esconde una vena madura: sangre, palabrotas y alcohol están presentes, dejando claro que esta alpaca no es para niños. El tono juguetón convive con una irreverencia que recuerda a los mejores momentos de la animación para adultos.

A pesar de su creatividad desbordante, el juego presenta una notoria falta de profundidad en el gameplay. La aventura puede completarse en menos de dos horas, y aunque hay más de 30 sombreros coleccionables, son puramente cosméticos. La progresión es mínima: solo se desbloquea una habilidad nueva en toda la partida. Las monedas abundan pero tienen poco uso, lo que evidencia una economía desaprovechada.

Esta brevedad y superficialidad no empañan del todo la experiencia, pero sí la limitan. Dreamout se siente más como una colección de misiones brillantes que como una aventura completa. Es un juego que se disfruta intensamente, pero que se agota rápidamente. Ideal para una tarde de risas, pero no para una semana de exploración.

En resumen, Dreamout es una joya excéntrica que demuestra que el absurdo puede ser arte. Su humor, su diseño artesanal y su protagonista alpaca lo convierten en una experiencia única. Recomendable para quienes buscan algo diferente, ligero y memorable, aunque necesite más sustancia para convertirse en una obra épica de larga duración.

Lo recomiendo para jugadores que disfrutan del humor absurdo, las aventuras surrealistas y los juegos que celebran lo inesperado.

Hemos jugado Dreamout en una Xbox Series X gracias al código de prensa enviado por VALKYRIE INITIATIVE a través de PressEngine.