Lo primero una aclaración: aquí hemos venido a hablar de Cocoon, el nuevo videojuego del creador de Limbo e Inside. No está relacionado con la película de 1985 del mismo nombre, esa cuyo reparto se encuentra mayormente desaparecido y no precisamente por una maldición. Si tiene algo que ver con películas es más bien con la primera entrega de Men in Black y su concepto de enormes galaxias escondidas en minúsculas canicas.
Fear and Loathing in bolaverse
Los veranos de mi infancia mis perversos padres no me dejaban quedarme en casa jugando con el Amstrad y me arrastraban al lugar de la Tierra donde más me podía dar el sol: a la playa de la Malvarrosa. Y no os penséis que me dejaban en el chiringuito jugando al Ghost and Goblins, qué va, los muy mamones me obligaban a ir hasta a la orilla para relacionarme con otros niños de mi edad. Como si eso fuese a acabar bien para nadie. El caso es que en ese desangelado lugar lleno de jolgorio había dos cosas que me llamaban la atención: la cantidad de jeringuillas usadas que había y unos escarabajos que deambulaban por el lugar haciendo rodar unas bolas.
Dudo que el señor Jeppe Carlsen tuviese una infancia relacionada con una soleada playa siendo de la oscura Dinamarca, pero viendo su nueva obra seguro que en algún momento de su vida ha sentido la misma fascinación por los escarabajos peloteros. Y lo de la droga, de eso también hay trazas en Cocoon. Porque el mundo oscuro que vimos en Limbo e Inside queda atrás, pero en este nuevo universo sigue primando esa niebla de misterio, peligro y lisergia que gobernaba sus anteriores obras.
Bueno, pues ya tenemos los elementos principales que crean Cocoon: mundos encerrados en canicas, escarabajos peloteros y un universo salido de una conciencia alterada.
¿De qué va Cocoon?
Pues mira, nunca me ha gustado hacer destripes de los juegos y suelo ir con pies de plomo para no desvelar nada. Pero en Cocoon no podría contarte de qué puñetas va el juego ni aunque quisiera. Si el final de Inside te pareció extraño, prepárate que vienen curvas. Desde el principio de la partida hasta el mismo final no dejamos de ver imágenes completamente alucinantes y alucinadas. Controlamos a una especie de escarabajo humanoide que es capaz de moverse entre una serie de universos que tienen un aspecto definido y diferente entre sí pero que comparten las características de ser completamente ajenos al nuestro y de estar formados por una suerte de modelos fractales en constante expansión.
Como buen escarabajo pelotero que somos vamos arrastrando una serie de esferas de una parte a otra. Estas canicas son, como pasaba en Men in Black, universos enteros a los que podemos acceder mediante una serie de portales que se encuentran repartidos por todos estos mundos bola. Incluso debemos introducir uno de los universos dentro de otro para resolver ciertos puzles. Y una vez dentro cargar otro universo aún más en el interior, como si se tratasen de muñecas rusas. Aunque estas matrioshkas no tienen un tamaño definido y podemos meter el universo bola uno dentro del cuatro y luego los dos unidos en el tres o el dos…
Mira, es imposible explicar las mecánicas de salto de universo que practica Cocoon sin que las veas en movimiento, e incluso así se hace complicado de entender si no eres tú mismo el que juega. Cocoon se basa en un concepto muy complicado de expresar mediante palabras, pero su equipo de diseño se las ha ingeniado para que la partida resulte de lo más sencilla y gratificante.
Cocoon nos hace parecer listos
Y es que en poco rato estaremos entrando y saliendo de los diferentes mundos como Pedro por su casa. Sin atascarnos demasiado con los puzles pese a que algunos de ellos implican una serie de uniones de conceptos que serían imposible de explicar a una persona que no esté familiarizada con Cocoon. El juego está tan bien pensado que sólo en un par de momentos al final de la aventura nos sentiremos descolocados e incluso entonces sólo necesitaremos dar un par de vueltas a la situación probando y tocando todo para darnos cuentas de cuál es la salida correcta.
Cocoon es un juego hecho de una forma muy inteligente, tanto que nos hace pensar que nosotros lo somos por resolver rompecabezas tan complicados. Sin embargo es él quien nos va guiando a través de los mundobola, aunque no de una forma perceptible cómo estamos acostumbrados en los juegos de hoy día. No vamos a ver una flecha señalando el botón, ni textos explicativos. Tampoco perseguimos objetos marcados de un color determinado como pasa en títulos como Mirror’s Edge. Aquí vamos aprendiendo de todo lo que hacemos y aplicamos estos conceptos al siguiente tramo del juego.
Por suerte Cocoon tampoco abusa de repetir y evolucionar mecánicas de puzle. Bueno, en el último tramo quizás sí. Pero en general son un puñado de horas en las que la sorpresa y la novedad son constantes.
Cocoon es una maravilla
La partida que ofrece Cocoon es una auténtica delicia con un descubrimiento y evolución de ideas constante de principio a fin. Completarlo por primera vez nos puede llevar unas tres horas, a juzgar por los vídeos que corren por YouTube. Aunque una primera partida sin pistas y sin mirar esos vídeos de soluciones (tramposillo) nos llevará del orden de las cinco horas. ¿Y después? Después puedes volver a jugarlo una segunda vez buscando los coleccionables que no hayas encontrado la primera vez.
Te gustará Cocoon si:
- Te gusta que te reten con puzles lógicos y te sorprendan con mundos extraños.
- Buscas un juego experiencia para llenar una tarde.
No te gustará si:
- Lo que que buscas es acción constante y machacar el botón sin pensar en nada más.