Xbox One sin Kinect puede aumentar las opciones de rendimiento de la consola, al liberar recursos ligados directamente a la memoria y los procesadores. De ahí que el propio Yusef Mehdi, vicepresidente corporativo de Microsoft, afirme en una entrevista a la revista oficial que veremos un futuro con mejores títulos. Aunque no está claro si se refiere a la evolución propia de una consola o a las posibilidades que abre el ahorro de recursos sin Kinect.
De todas formas, hay datos concretos que avalan la teoría. Por ejemplo, que un 10 % del tiempo de proceso de Xbox One está reservado en la GPU. Esto lo aclaró Andrew Goosen en una entrevista anterior y ha sido corroborado por varios desarrolladores del programa id@Xbox que se quejaban de ello.
La desconexión de Kinect, en caso de producirse, sería elección del desarrollador. Esta se produciría mientras jugamos, de forma que todas las funciones de reconocimiento de voz y gestos estén activas en la interfaz. Algo parecido a lo que sucedía con la emulación de la Xbox original en Xbox 360, que anulaba características propias de la generación más avanzada y el botón guía perdía buena parte de su utilidad.
Para poner en práctica esta posible mejora para los juegos, sería necesaria una actualización profunda del sistema operativo. Otro update más que, quizá, sea el que se ha dejado caer hace unos días y que podría retrasar la popular descarga de primavera que ha acompañado a Xbox 360 durante los últimos años. Eso sí, está claro que en el E3 2014 sabremos mucho más de este asunto y tendremos oportunidad de preguntar a los desarrolladores si de verdad creen que Xbox One mejorará mucho. ¿Será el arma secreta para alcanzar los 1080p nativos en los juegos multiplataforma?
Me parece bien lo de quitar kinect, eso adaptarse a los consumidores y no pretender adaptar a los consumidores a las manías de Microsoft