9 octubre, 2024

Así es la Xbox One de oro de la joyería italiana Gatti

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Aunque nos empeñemos en negarlo, el dinero nos cambia. Obviamente, con más dinero en la cuenta corriente se puede ver la vida con otros ojos, y a algunos les sienta mejor y a otros peor. A estos últimos, por ejemplo, les puede apetecer comprarse una Xbox One de oro. Y ahora, para bien o para mal, pueden.

Si queréis compraros una Xbox One de oro, ya podéis hacerlo.
Si queréis compraros una Xbox One de oro, ya podéis hacerlo. Sólo son casi 14.000 dólares, poca cosa.

Parece ser que en estos momentos se está llevando a cabo la Game 14, una convención de videojuegos que se celebra en Dubái y de la que probablemente no hayáis oído hablar en la vida. Para amenizar su inauguración, la joyería italiana Gatti ha puesto a la venta una Xbox One de oro (de oro rosa, para ser más exactos) al precio de 13.700 dólares. Sí, serían unos 10.500 euros al cambio, que comparados a los 400 euros que cuesta Xbox One sin Kinect es una auténtica locura.

Y, para que no se hable de favoritismos, junto a la Xbox One de oro se ha mostrado también una PS4 de mismas condiciones y al mismo precio. Ya sabéis, está de moda hacer un llamamiento a los usuarios para que cese el odio en la industria entre los diferentes bandos. Eso sí, ni rastro de una Wii U de oro…

Los coleccionistas de este mundillo están acostumbrados a lidiar con cifras desorbitadas por cualquier cosa con un mínimo de valor, pero con las Xbox One de oro sube el listón de una forma realmente absurda. Así que si estáis interesados en otros modelos de la consola de Microsoft, echad un vistazo a la Xbox One blanca de Sunset Overdrive. Al fin y al cabo, los lanzamientos de septiembre como Destiny y FIFA 15 funcionarán exactamente igual en todos los modelos.

Si se diera el caso de que os sobrara el dinero hasta puntos insospechados, ¿caeríais en la tentación de compraros una Xbox One de oro? ¿Estéticamente qué os parece?

By Fernando Mateus

Proyecto de ingeniero informático, amante de lo absurdo y propenso a dejarse llevar por la curiosidad y las buenas intenciones. Me crié en muchos sentidos en esta santa casa y vuelvo dispuesto a dar guerra.

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