22 noviembre, 2024

Análisis de Jusant: Dale al piolet

Videojuegos de escalada… por mucho que me estrujo la sesera sólo me viene a la mente la serie Crazy Climber y alguna fase suelta de The Ninja Kids. Sé que existen más, igual que existen juegos de caza y pesca pero es un género que nunca me había interesado. Sinceramente, nunca habría jugado a Jusant si no fuese por su estética, sus creadores y porque fue uno de los lanzamientos de día uno en Xbox Game Pass. Sin embargo, tras completar el juego, no puedo dejar de recomendarlo.

Jusant Primer Capítulo Xbox Series X 4K

No se puede decir que los parisinos Don’t Nod hagan siempre el mismo juego. Para los que peinéis canas y no estáis muy metidos en los videojuegos modernos os diré que se trata del estudio que pegó el pelotazo con la serie Life is Strange, una serie de aventuras narrativas centradas en problemas de adolescentes actuales, llena de diversidad tanto étnica como de género. Por lo que, pese a que el juego original ha superado los 20 millones de copias vendidas, el jugador madurito, blanco y heterosexual ni siquiera sabe de su existencia.

Como iba diciendo, el estudio detrás de Jusant bien se podía haber dedicado a sacar aventuras narrativas destinadas a la generación Z y echarse a dormir. Sin embargo, aunque sí que ha explotado el filón, también ha probado suerte en otros géneros. En 2018 lanzó Vampyr, un RPG de acción. El año que viene volverá a dicho género con Banishers Ghosts of Eden. Mientras que Jusant es… ¿un juego de plataformas? Tal vez una aventura con puzles que da mucha importancia a la narrativa, o al menos lo intenta.

Marea baja

La montaña que escalamos en Jusant son los restos de una civilización que vivía gracias a un mar que ya no está. Precisamente al principio de la aventura se explica que el término Jusant hace referencia a la marea que retrocede, así nos explican que el camino que recorremos no es otra cosa que un antiguo fondo marítimo que ha quedado al descubierto al desaparecer el agua. Al empezar la subida no sabemos el por qué de la falta de agua ni tampoco por qué el joven protagonista está empeñado en ascender. Estas cuestiones se verán explicadas según vayamos jugando.

De modo que empezamos a escalar. La forma de hacerlo es agarrar un saliente con una mano y, mientras mantenemos con firmeza esa mano, buscar un saliente más alto con la otra. Esto es perogrullo, claro está, y la forma de llevar esta mecánica que ha elegido Don’t Nod es que cada gatillo controle una mano del protagonista. Sencillo y satisfactorio.

Tan sencillo que poco a poco se irán añadiendo nuevas mecánicas para complicar la escalada, de modo que al llegar al final del juego seremos capaces de hacer virguerías verticales con la cuerda.

El placer de escalar

Sin duda este es el punto fuerte de Jusant, lo que hizo que empezase la partida y no pudiese soltar el mando hasta terminar la aventura. El juego puede completarse en menos de tres horas si vas directamente a por el final, pero este tiempo se puede llegar a duplicar si nos entretenemos en buscar caminos secundarios y en observar el paisaje. Cosa que hice, por el simple placer de seguir escalando.

Existen coleccionables que buscar, una serie de templos y montañas de piedras que si encuentras conseguirás un logro. Pero en este caso la zanahoria que te hace seguir adelante no son esos míseros 10 puntos para lucir ante tus amigos. Al menos en mi casa lo que me animó a buscar esos lugares fue el placer de seguir hurgando en la montaña.

Porque el gran protagonista de Jusant no es la historia ni el muchacho que escala, el actor principal aquí es el decorado. Esa montaña que según vamos trepando nos desvela sus secretos y nos sorprende con los diferentes biomas llenos de magia. Cuando ya te empiezas a aburrir del entorno llegas a un punto en el que todo cambia.

Escalando a Moebius

El potente Unreal Engine 5 vuelve a demostrar en Jusant que es capaz de crear escenarios llenos de millones de salientes que hacen más creíble el entorno por el que nos movemos. Y eso que en este caso no se busca el realismo per se. La inamovible montaña que subimos y los restos de antiguas civilizaciones que encontramos nos llevan a un universo onírico propio de la obra de Moebius.

Y es que la obra de Jean Giraud ha calado tan hondo en el acervo colectivo francés que cada vez que un estudio del país vecino quiere hacer una obra de ciencia ficción su imagen nos recuerda sus cómics.

Esta mezcla de líneas claras y sombras duras, sus parajes solitarios que parecen dibujados con acuarela, llenos de colores pastel, le sienta muy bien a la historia de magia que desarrolla Jusant. Esto se acentúa con la delicada música compuesta por Guillaume Ferran, que aparece en determinados momentos de una escalada que suele estar llena de silencio.

La historia

La narrativa de Jusant se divide en dos: la historia principal y los recuerdos del pasado. Según vamos escalando vamos descubriendo la historia que hay detrás de la montaña, descubrimos una civilización que ya no vive allí pero ha dejado tras de sí su arquitectura y muchos de sus bienes. También han quedado atrás notas escritas que revelan sus vivencias.

Mientras que la trama principal se cuenta por sí misma y nos queda clara al finalizar el juego las historias de los antiguos debemos leerla. Jusant nos pide paciencia para contarnos las aventuras de los antiguos habitantes de la montaña. Paciencia que un servidor perdió hace años al leer cada texto que encontré en Rapture. No he vuelto a ser capaz de leer las parrafadas que me encuentro en videojuegos posteriores a 2007.

Lo siento pero no os puedo decir si la historia de los antiguos habitantes de la montaña es interesante. No sé si es una manía mía o es que esta forma de narrar se ha quedado más anticuada que los teléfonos fijos, pero leí las primeras cuatro o cinco notas y las demás las pasé de largo como los términos y condiciones de Windows. Al menos puedo decir en su favor que toda esta narrativa secundaria es eso: secundaria. No hace falta seguirla para completar el juego ni para entender la trama principal. Menos mal.

En definitiva Jusant tiene dos puntos fuertes que consiguen tenernos enganchados. Uno es su forma de hacer que la escalada sea divertida, añadiendo de forma paulatina nuevas mecánicas que nos tienen entretenidos. El segundo es una estética asombrosa que consigue llevarnos a un mundo mágico lleno de recuerdos aunque vacío de personas. Ambas fortalezas consiguen que obviemos una narrativa más bien floja, sobretodo viniendo de los autores de la serie Life is Strange.

Te gustará Jusant si:

  • Tienes una tarde libre y Xbox Game Pass.
  • Adoras la estética de Moebius.
  • Te gustan los juegos de escalada (alguien tiene que haber).

No es para ti en caso de que:

  • Quieres un juego lleno de tiros en la cabeza.

By Ché Sáez

Maestro del hipérbaton, señor de las bestias, inventor del humor sin gracia, dixlésico y taaa...rtadmudo.

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