Guns of Fury es un juego indie de acción que combina a la perfección el encanto retro de los clásicos run and gun con mecánicas modernas que sorprenden al jugador desde el primer momento. Desarrollado por Gelato Games con un pixelart exquisito y detallado, el juego evoca inmediatamente la estética de la icónica serie Metal Slug, aunque no se limita a ser una mera imitación.
Su propuesta visual, acompañada de una banda sonora energética y cargada de sintetizadores, sumerge al jugador en una experiencia que rinde homenaje a los títulos de los 90, pero con un toque contemporáneo.
El protagonista del juego es una mezcla peculiar de arquetipos clásicos: por un lado, tiene la actitud implacable de Chuck Norris en Invasión USA, y por otro, el diseño y estilo de combate de Ralf Jones, personaje recurrente en Ikari Warriors, Metal Slug y The King of Fighters. Este híbrido resulta en un héroe carismático y sobrecargado de acción, perfecto para el tono desenfadado y explosivo del juego.
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En un principio, Guns of Fury parece ser un run and gun tradicional, con un primer nivel que nos traslada directamente a los clásicos de los arcades: oleadas de enemigos, disparos frenéticos y un jefe final al final del recorrido. Sin embargo, a partir del segundo acto, el juego da un giro inesperado y se transforma en un metroidvania.
El jugador debe explorar mapas interconectados, adquirir nuevas habilidades y desbloquear áreas previamente inaccesibles, todo mientras va mejorando las capacidades del protagonista. La transición entre géneros está bien ejecutada, aunque puede resultar desconcertante para quienes esperan un run and gun puro. No obstante, esta fusión de estilos es uno de los mayores aciertos del juego, ya que logra mantener la esencia de los clásicos mientras innova con mecánicas modernas.
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En resumen, Guns of Fury es un título indie que sabe honrar sus influencias sin quedarse estancado en el pasado. Su pixelart, su jugabilidad variada y su tono desenfadado lo convierten en una experiencia recomendable tanto para los nostálgicos de los arcades como para los amantes de los metroidvanias. Una apuesta arriesgada que, en su mayoría, sale victoriosa.