Con claras influencias de la obra de Peter Molyneux y un agradable estilo visual manga, Gold Gold Adventure Gold (ojo al nombrecito) se presenta como un city‑builder con toques de god game, en el que nuestra principal tarea es atraer y gestionar a intrépidos aventureros para que se adentren en una mazmorra que tenemos a las afueras de nuestro pueblo. Tras pasar un tiempo en su fase de acceso anticipado, la ópera prima de Can Can Can Games (ahora se entiende el nombre) muestra un potencial prometedor, pero también revela que aún le queda un largo camino por recorrer.
Un diseño visual con personalidad propia
Lo primero que llama la atención de Gold Gold Adventure Gold es su estética. El estilo visual, dibujado a mano, es una mezcla encantadora de lo retro y lo moderno que le confiere una identidad única. Los colores vibrantes y el diseño de personajes y entornos le dan una personalidad distintiva, ayudando a que destaque en un mercado saturado de propuestas. Es una decisión de diseño acertada que, sin duda, invita a los jugadores a darle una oportunidad.
Los cimientos de una buena idea
Bajo la superficie, el juego tiene una base de diseño muy sólida. El bucle de juego inicial, que consiste en reclutar aventureros, construir estructuras alrededor de una mazmorra y gestionar recursos, funciona sorprendentemente bien. La variedad de clases de héroes y la posibilidad de lanzar hechizos sobre el mapa son elementos que, aunque rudimentarios por ahora, ofrecen una buena diversidad de estrategias. El tutorial, además, está bien diseñado y guía con eficacia a los nuevos jugadores a través de las mecánicas básicas, lo que facilita la entrada en el juego.

Otro aspecto destacado es la mascota divina, que aporta un toque de carisma y un elemento adicional de gestión, ayudando incluso a tomar decisiones clave. Es un detalle menor, pero que suma personalidad al conjunto.
Obstáculos en el camino
Sin embargo, en su estado actual, Gold Gold Adventure Gold presenta carencias importantes que limitan la experiencia. El problema más evidente es la falta de contenido. Tras apenas tres horas de juego, es posible sentir que se ha visto casi todo lo que ofrece el Early Access, y la progresión real es mínima. La repetición se instala rápidamente, ya que las partidas carecen de eventos o modos que ofrezcan una variabilidad significativa. No hay un modo de supervivencia que suponga un desafío real ni campañas con metas diferenciadas, lo que hace que la experiencia sea muy limitada.
Además, el juego adolece de problemas de equilibrio y opacidad. La inteligencia artificial de los enemigos es poco amenazante, lo que hace que las torres de defensa se sientan más como elementos decorativos que como herramientas estratégicas. Por otro lado, las mejoras y estadísticas son confusas, sin explicaciones claras sobre si son aditivas, multiplicativas o si realmente valen la pena, dejando al jugador a oscuras.
La gestión también se ve entorpecida por un sistema de construcción demasiado restrictivo y un proceso de actualización manual edificio por edificio, sin opciones de automatización o colas de mejoras. Esta falta de flexibilidad rompe el ritmo y puede volverse frustrante a medida que el pueblo crece.

Veredicto: potencial con muchas aristas por pulir
En definitiva, Gold Gold Adventure Gold es una propuesta con una arquitectura prometedora. Su estética visual y su concepto de god game con toques de RPG inverso recuerdan a títulos exitosos como Cult of the Lamb o Majesty, pero le falta la profundidad y el pulido que estos juegos ofrecen.
Aunque es satisfactorio ver crecer el pueblo y gestionar a los aventureros, los problemas de contenido limitado, falta de claridad en las mecánicas y una gestión poco flexible hacen que, por ahora, sea difícil recomendar su compra. No obstante, si los desarrolladores escuchan el feedback de la comunidad y trabajan en añadir más contenido, equilibrar las mecánicas y mejorar la interfaz, Gold Gold Adventure Gold podría convertirse en una propuesta muy atractiva. Es un proyecto para tener en el radar, pero no necesariamente para sumergirse en él de inmediato.