21 noviembre, 2024

Hay personas que simplemente no queremos jugar en línea. Por haber sufrido malas experiencias en línea o por simple misantropía general, lo cierto es que nos sentimos más cómodos jugando en solitario o con alguien cercano. Por otra parte existen juegos exclusivamente multijugador que atraen a millones de jugadores y, aunque no vayamos a entrar en ellos, siempre nos pica la curiosidad. Eso explica la propuesta de Die After Sunset, una especie de Fortnite para un solo jugador. ¿Cómo funciona esta propuesta? Vamos a verlo.

DIE AFTER SUNSET - 12 Minutes of PC Gameplay

Desarrollado por un pequeño estudio independiente llamado Playstark y publicado por Pqube, Die After Sunset puede parecer un nuevo battle royale que imita al juego más popular de Epic Games, pero en realidad es un roguelite. Se presenta como un shooter en tercera persona con un apartado gráfico colorido y unos enemigos de aspecto abrazable. Al menos cuando les da luz.

Los Murkor son una terrible raza alien que está invadiendo la tierra, pero son muy cuquis, siempre que luches contra ellos bajo la luz del sol. Bajo esas circunstancias son bastante fáciles de abatir. Sin embargo, si se meten en una sombra se transforman en una forma mucho más grande y menos amigable. En la oscuridad se convierten en unos monstruos más agresivos además de auténticas esponjas de balas.

Este juego de luz y sombra es algo con lo que Die After Sunset sabe jugar y sacar partido. Existen armas adaptadas a esta dicotomía de los enemigos, como una granada cegadora que vuelve a los murkor enfurecidos en dóciles corderitos.

El objetivo en cada nivel de Die After Sunset es eliminar al boss, pero tienes un periodo de tiempo antes de que aparezca. Durante este período, se te anima a explorar el mapa, realizar misiones secundarias y desbloquear cofres para mejorar tu equipo. Esto te pondrá en una mejor posición para enfrentarte al alien grande. Pero si confías en tu habilidad, puedes permanecer quieto hasta que llegue el momento.

Cada uno de los escenarios es diferente, desde una playa a un pueblo del salvaje oeste, pasando por castillos. Cada uno situado en un momento diferente del tiempo. Todos son enormes y llenos de misiones secundarias a las que puedes llegar gracias a una brújula.

Gran parte de ellas consisten en enfrentarse a oleadas de enemigos o proteger a alguien hasta que expire el tiempo. Otras son más imaginativas, pero tienen el problema de no estar bien explicadas y lo normal es no entenderlas bien la primera vez que te enfrentas a ellas.

Las peleas contra los jefes, como cabe esperar en un roguelite, son duras y correosas. El premio es obtener mejoras para algunas estadísticas de cara la siguiente nivel. Te hará falta, ya que entre un nivel y otro te quitan muchas de las bonificaciones que hayas ganado.

Por suerte al morir conservas un moco rosa que recolectas que dejan caer los extraterrestres. Esta sirve para mejorar tus habilidades entre runs y desbloquear nuevos elementos y ventajas, haciendo que el juego se abra y se vuelva gradualmente más accesible.

Eso sí, el moco rosa no se guarda automáticamente, para que se conserve debes buscar una máquina expendedora escondida en cada nivel.

En general Die After Sunset parece un juego sin terminar. Es precioso, tiene ideas interesantes y, tras muchos parches desde su salida, en la actualidad está libre de glitches graves en su versión para PC. Pero se siente un juego sin pulir. Los escenarios están bastante desangelados y los combates son completamente anodinos a la luz.

Hasta que no tienes buenas armas los tiroteos resultan abrumadores a la sombra si se juntan varios enemigos. Para colmo necesitas mucho esfuerzo hasta tener esas armas con suficiente potencia. Estoy seguro de que tendrá su público y habrá quien lo disfrute, pero tendrá que poner mucho de su parte.

Hemos jugado a Die After Sunset gracias al código de análisis enviado por PQube a través de KeyMailer.co.

By Binary Domain

Un robot de servicio especial construido por IRTA Francia. Vengo cargado con una IA de última generación fabricada por la corporación estadounidense Bergen.

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