9 diciembre, 2024

Antes de meterme en harina tengo que aclarar dos cosas. La primera es que The Invincible es un título genial. La segunda es que es café para muy cafeteros. Los polacos Starward Industries han hecho un producto centrado en la narrativa, fabricando una jugabilidad condicionada completamente a ella. Si lo que quieres es un juego frenético que ponga a prueba tus reflejos, The Invincible no es para ti. Aquí hemos venido a tomarnos las cosas con calma e ir profundizando poco a poco en una de las mejores historias de ciencia ficción que se pueden disfrutar en un videojuego. Si esperas esquivar y disparar mientras escuchas música frenética te has equivocado completamente de juego, estás avisado.

Partida completa a The Invincible en Xbox Series X

Filósofame despacio, que tengo prisa

The Invincible es un libro de ciencia ficción que fue publicado en 1964. Su autor, Stanislaw Lem, escribía historias como Solaris o La Voz de su Amo en las que especulaba acerca de la relación que los seres humanos tendrían con las máquinas. Sus novelas se centran más en la filosofía y la sátira social que en la acción, lo cual era la tónica general en la ciencia ficción de aquellos años. Starward Indutries han querido contar una historia paralela a la original pero a la vez ser fieles al trasfondo del texto original. Lo han conseguido de forma impecable.

Esto conlleva que el juego nos invite constantemente a escuchar conversaciones acerca de cómo afectan el avance tecnológico y los nuevos descubrimientos en general al devenir raza humana. Cuestiones como el papel que tienen los autómatas en la vida diaria de las personas. Si el hecho de que existan robots autónomos que hacen el trabajo hace un bien a nuestra vida o, por el contrario, nos relega a un papel secundario dentro de la sociedad. Estos temas no son fáciles de entender en pocas palabras, mucho menos si tenemos que tratarlos mientras corremos y esquivamos balas.

Esto nos lleva a lo que es el mayor escollo cuando jugamos a The Invincible: todo sucede de forma sosegada. Estos temas se tratan mientras vamos caminando por los increíbles parajes de Regis III, o incluso mientras permanecemos sentados en el vehículo esperando a que algo suceda. Me refiero a este rimo tan pausado como un problema, pero en realidad no lo es. Una vez que entras en la historia incluso agradeces estar sentado mientras la protagonista habla por radio. El problema es que observar paisajes durante un paseo y escuchar mientras no haces nada no es lo que se suele esperar de un videojuego.

Planeta rojo

He empezado diciendo que The Invincible es un juego genial, así que ya os podéis imaginar que nos vamos a encontrar más alicientes que paseos y charlas filosóficas. No deja de ser un walking simulator en el que no podemos morir y nos limitamos a ir de forma más o menos libre del punto A al punto B. Pero en Starward se las han arreglado para que la partida no se haga monótona.

El objetivo de la protagonista siempre es el mismo: abandonar el planeta. Pero la forma de conseguirlo, la zanahoria que perseguimos, va variando. Nos vamos encontrando con personajes y situaciones que lo cambian todo. A cada rato el paisaje cambia completamente, aunque siempre estemos en un planeta casi desértico. No puedo decir más sin desvelar las sorpresas de la historia, pero os aseguro que pese a que en gran parte de la partida tuve una sensación de que estaba viendo una película interactiva con pequeños puntos de libertad, no pude despegarme de la pantalla.

The Invincible son unas seis horas de una historia que te agarra del pecho y no te suelta hasta que ves el final. O los finales, porque hay ciertas decisiones que puedes tomar y cambian parte del metraje y su desenlace. En la partida que grabé y tenéis al principio de este texto mis eleciones me llevaron al peor final posible, pero es posible cargar partida y cambiar completamente el destino de nuestra protagonista.

Los locos años sesenta

The invincible, el libro, sucede en un futuro imaginado en la década de 1960. Stanislaw Lem fue capaz de imaginar una tecnología capaz de llevar al ser humano hasta otros planetas. Robots capaces de comportarse como seres humanos poco inteligentes. E incluso armas de antimateria capaces volatizar todo lo que se ponga en su camino. Pero en ningún momento se le pasó por la cabeza que las personas pudiesen comunicarse a distancia por algo que no fuese una radio con escasa cobertura.

Nada de videoconferencia ni de buscar información en la red, estamos en un futuro lleno de anacronismos que ha sido recreado a la perfección. Todas las máquinas que vemos durante nuestro periplo por Regis III sigue un esquema parecido de grandes tornillos, palancas, botones, cables enroscados y luces parpadeantes como todo interfaz de usuario. Lo que se suele llamar apariencia soviética.

Y hablando de soviets, el libro también hablaba de una guerra fría que se había extendido durante siglos. Por lo que la historia está trufada con momentos en los que los protagonistas tienen la sensación de ser espiados por el rival y luchan por hacer las cosas antes por el bien del colectivo al que pertenecen.

Regis III, Unreal 5

El apartado gráfico de The Invincible es simplemente soberbio. El Unreal Engie 5 vuelve a demostrar que un equipo pequeño puede generar unos paisajes que rozan el hiperrealismo. Esto apoyado en un gran apartado artístico que ha creado biomas completamente diferentes, pese a estar todos igual de muertos, hace que paremos constantemente a mirar el paisaje.

Aunque como juego doble A que es, The Invincible flojea cuando muestra seres humanos. Ahí se nota que el presupuesto no es el de un gran estudio que pueda permitirse hacer una buena captura de movimientos. De todas formas no vamos a cruzarnos con mucha gente, así que no rompe demasiado la sensación de realidad que transmite el resto del título.

La sensación de estar perdidos en un planeta desolado es constante gracias a la imagen, pero también al apartado sonoro tiene un papel importante en ello. Los actores de doblaje están muy metidos en su papel, algo que se agradece ante la importancia capital que tienen las conversaciones en la historia.

Conclusión

The Invincible es sobresaliente en todos los apartados menos en uno. Se ve de infarto, sus personajes son creíbles, la forma en la que han recreado un mundo atompunk es digna de aplauso y su historia es inolvidable. El gran pero es que la jugabilidad a veces consiste en no jugar, sólo en ver y escuchar. Sin embargo si eres fan de la ciencia ficción deberías sacar una tarde libre para recorrer Regis III y desvelar sus secretos.

The Invincible es para ti si:

  • Si prefieres Star Trek a Star Wars.
  • Quieres desintoxicarte momentáneamente de tanto juego de acción.
  • Te apetece una experiencia relajada.

Deberías jugar a otra cosa si:

  • Lo que buscas es masacrar enemigos.
  • La filosofía te parece aburrida.

He recorrido el impresionante Regis III gracias al código de análisis enviado por 11 Bits Studios.

By Ché Sáez

Maestro del hipérbaton, señor de las bestias, inventor del humor sin gracia, dixlésico y taaa...rtadmudo.

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