Si las novelas visuales y los juegos narrativos ocupan un lugar especial en tu juegoteca, entonces seguro que, como poco, has oído hablar de títulos como Steins Gate, Phoenix Wright, Danganronpa o Zero Escape.
Estas dos últimas sagas estuvieron a cargo de Kazutaka Kodaka y Kotaro Uchikoshi, respectivamente. Ambos directores demostraron un buen hacer integrando en sus juegos el horror, supervivencia, misterio y toques de humor como pocos han sabido hacer, además de giros de guion inesperados de los de verdad, no los que se ven venir desde hace kilómetros.

Ahora, ambos maestros del género han unido fuerzas y talento creativo bajo los estudios Too Kyo Games y Media.Vision para lanzar The Hundred Line -Last Defense Academy-, una propuesta que mezcla el RPG táctico por turnos con elementos propios del género visual novel y las mecánicas sociales al más puro estilo Persona, dando como resultado una experiencia que no querrás parar de jugar hasta desentrañar todos sus misterios y que ya ha llegado a PC vía Steam y también a Nintendo Switch.
La historia de The Hundred Line nos introduce en la piel de Takumi Sumino, un estudiante de instituto que vive junto a sus padres y su amiga de la infancia, Karua Kashimiya, bajo una aparente normalidad en el Complejo Residencial de Tokio. Y remarcamos lo de aparente, porque poco a poco vamos descubriendo detalles inquietantes, como que sus habitantes tienen normalizado un procedimiento de emergencia en el que, cada vez que suenan unas sirenas de alarma, deben acudir al refugio más cercano, sin mucha explicación y sin que después haya consecuencias.
Pero, justo cuando nos unimos a la historia de Takumi, una de esas situaciones de alarma ya no termina tan tranquilamente. No sólo perdemos de vista a Karua al salir del refugio y corremos en su búsqueda, sino que también conocemos a un extraño y pequeño ser transparente llamado Sirei que, resumiendo mucho, nos dice que hemos sido elegidos y nos anima a unirnos a su causa previo requisito de clavarnos una misteriosa espada.

Mientras intentamos asumir una situación tan extraña, repentinamente salta la alerta de mayor nivel del complejo y Takumi opta por lo más lógico: salir corriendo y, esta vez sí, encontrar a Karua. Pero el mundo de nuestro protagonista se desmorona cuando descubrimos que la razón detrás de las alarmas es que unas brutales criaturas han invadido la ciudad atacando y matando a los ciudadanos, y nuestra amiga de la infancia va a ser la próxima víctima.
En medio de este desastre, reaparece Sirei para insistir una vez más con su afilada propuesta, que además nos permitirá salvar a Karua. Sin muchas más opciones, descubrimos cómo la espada nos da un poder llamado «Hemoanima», una oscura transformación que se activa mediante el no tan atractivo acto de clavarse la misma en el pecho.
Esta sangre mutada y la transformación se convierte en una de las primeras incógnitas de la historia, con un origen desconocido al inicio y las dudas de cómo es posible que nos proporcione esas habilidades especiales, si utilizar su poder realmente nos ubica en el lado de los buenos y cuáles serán las más que seguras consecuencias.
Después de una batalla en la que logramos superar a los monstruos gracias a los poderes de la Hemoanima, Takumi se desmaya para más tarde despertarse junto a otros 14 estudiantes en la misteriosa Last Defense Academy. Esta peculiar escuela, que forma parte del título del juego, es el lugar donde nuestro protagonista y sus nuevos acompañantes quedan aislados del resto del mundo, bajo la premisa de defender el edificio y todo lo que alberga frente a los monstruos que ya conocemos durante exactamente 100 días. De no hacerlo, la humanidad estará condenada. O eso es lo que nos cuenta Sirei.

Y hasta aquí te podemos contar, y ya es mucho, sin revelarte mucho más de lo necesario. A partir de este punto, la narrativa se desarrolla a un ritmo excelente, revelando información clave que va respondiendo a las preguntas que más nos intrigan sólo para sustituirlas con nuevas incógnitas, creando una tensión constante que te mantiene enganchado hasta el final.
A nivel jugable, The Hundred Line destaca por la fusión de géneros que comentábamos anteriormente. El combate táctico por turnos, aunque se pueda antojar quizá algo repetitivo al inicio, resulta profundo y satisfactorio. Cada estudiante se diferencia por las habilidades que le proporciona su Hemoanima, por lo que su posición en el campo de batalla, la gestión de recursos y la coordinación entre los diferentes personajes resultan fundamentales para sobrevivir a las oleadas de enemigos.
Fuera del combate, el juego adopta elementos claramente inspirados en la saga Persona, permitiéndonos gestionar con libertad nuestro tiempo libre diario para fortalecer vínculos con otros estudiantes, entrenar habilidades o explorar el terreno que nos rodea en busca de recursos y secretos. La estructura de los 100 días actúa como una cuenta regresiva constante que genera tensión narrativa. Cada jornada nos presenta nuevos desafíos, revelaciones argumentales y oportunidades para desarrollar vínculos con el diverso elenco de personajes.
Este sistema de progresión temporal añade una capa de gestión estratégica, ya que nos obliga a decidir cuidadosamente cómo invertir nuestro limitado tiempo. ¿Optaremos por fortalecer nuestra relación con ciertos compañeros para desbloquear habilidades especiales? ¿O mejor exploraremos el terreno que rodea la academia en busca de recursos para obtener upgrades? ¿O tal vez nos centraremos en entrenar en simulaciones para mejorar nuestras propias capacidades? Cada elección tiene consecuencias que pueden manifestarse mucho después, y el juego presenta múltiples finales (¡pero muchos!) dependiendo de nuestras decisiones.
Como ya ocurriera en Danganronpa y Zero Escape, uno de los puntos fuertes del juego es su diverso reparto de personajes, con personalidades distintivas y trasfondos intrigantes: desde Tsubasa con su pasión por la ingeniería, Hirito con su naturaleza seria y fascinación por la anatomía de los monstruos, hasta Darumi con su personalidad desquiciada y su constante deseo de iniciar un «juego de asesinatos». La interacción entre estos personajes genera dinámicas que evolucionan junto con el propio argumento.

A nivel visual, The Hundred Line brilla con una personalidad que vemos demasiado poco en los lanzamientos occidentales. El juego presenta un estilo inicialmente colorido, vibrante, casual, pero que no tarda en adoptar tonos más oscuros, grotescos y perturbadores, creando una disonancia visual que nos recuerda mucho más a la influencia de Danganronpa que a la de Zero Escape.
Los diseños de personajes son expresivos y memorables, mientras que los enemigos, aunque notablemente más limitados en variedad, presentan diseños inquietantes que mezclan un aspecto “mono” con deformidades que los convierten en monstruos, empujando esa atmósfera incómoda.
Pese a no tener traducción al castellano y llegarnos con textos en inglés como suele ocurrir (por desgracia) con los juegos de este género, al menos han optado por mantener también el doblaje japonés junto al inglés, siendo la opción nipona particularmente efectiva para transmitir las emociones extremas que experimentan los personajes a lo largo de la historia.
En conclusión, The Hundred Line nos sube a una montaña rusa emocional que nos arrastra a través de 100 días de decisiones difíciles, revelaciones impactantes y momentos de genuino horror, todo ello aderezado con toques de humor negro y reflexiones sorprendentemente profundas sobre la naturaleza humana.

Su apuesta por combinar mecánicas de diferentes géneros para crear una experiencia diferencial frente a los juegos previos de sus creadores consigue su objetivo: la mezcla de RPG táctico con elementos de simulación social y narrativa visual no sólo funciona, sino que eleva el conjunto por encima de la suma de sus partes.
Si bien no está exento de fallos, como la limitada variedad de enemigos o lo limitada y simple que resulta la exploración de la propia academia (protagonista al fin y al cabo de este título), estos inconvenientes quedan ampliamente compensados por una historia cautivadora y con decenas de finales, un sistema de combate satisfactorio y unos personajes memorables.
Te va a gustar si:
- Disfrutas de narrativas complejas con giros inesperados y tonos oscuros
- Eres fan de los juegos tácticos con profundidad estratégica
- Te atraen los sistemas sociales al estilo Persona y las decisiones con consecuencias
- Danganronpa o Zero Escape ya te robaron horas en el pasado.
No te acerques a él si:
- El inglés (¡y el japonés!) no es definitivamente lo tuyo
- Te incomodan los temas oscuros o las representaciones de violencia y sangre
- Te agobia la gestión de tiempo o recursos y prefieres juegos lineales
- Buscas un juego en el que haya más polígonos por centímetro que palabras