McPixel está nuevamente metido en una situación de vida o muerte. La casa se ha incendiado y ni él ni el entrañable anciano con el que está son capaces de salir del edificio sin abrasar sus cuerpos serranos. Por suerte se encuentran junto al dispensador de agua. Nuestro pelirrojo héroe se lanza sobre el grifo y, sin pensárselo dos veces, bebe tres, cuatro, cinco vasos de líquido, hasta llenar el depósito. Acto seguido da la espalda a la cámara y se pone a mear encima de las llamas. Mea hasta apagar parte del incendio. Mea con tanta potencia que empieza a volar por toda la habitación como un avión a reacción. La escena termina con McPixel y el anciano flotando en orines. Misión cumplida, ya no hay incendio que valga.
Absurdo pixelado
Esta es tan sólo una de las escenas que podemos encontrar en McPixel 3. Beber agua hasta mear un chorro enorme es la solución correcta para esta parte del juego y dentro de este extraño y pixelado universo resulta que es una resolución de los más lógica. Pero es que además hay más posibilidades que no nos llevan a una resolución de la escena, pero no a terminarla. En este mismo ejemplo podemos encender la tele, que explotará creando más llamas o pegarle una patada al pobre señor.
Porque sí, porque esto es McPixel 3: una gran fumada en la que debemos tocarlo todo para ver qué demonios pasa hasta que damos con la solución correcta. Y una vez que hemos resuelto la misión de forma satisfactoria podemos volver para seguir tocando aquí y allá hasta que el juego nos indique que hemos visto el 100% de los gags ocultos. Y todo sólo por las risas.
Sabor clásico
¿Habéis jugado alguna vez a Panic! de Mega CD? Es el título más antiguo que se me ocurre con el que comparar la saga McPixel. Se trata de un juego hecho por SEGA para aprovechar las bondades de capacidad que otorgaba el reproductor de CD de MegaDrive. Consiste en ir tocando por la pantalla para ver qué pasa. En la mayor parte de las ocasiones esta divertida broma de 16bits nos recompensaba con una animación chistosa, otras nos llevaba hasta la siguiente pantalla.
El título de Sos Sosowski eleva este concepto a un frenético ir y venir de chistes visuales gracias a que no depende de un soporte tan lento y limitado. McPixel 3 cuenta con 100 escenas y 20 minijuegos que nos sacan del estilo point and click imperante en el resto de la aventura. Estos pequeños homenajes a arcades clásicos nos llevan desde pegar a la chusma como en Final Fight hasta a conducir un Ferrari como hicimos en Outrun, sin olvidarse de los shooters y juegos en primera persona.
En general McPixel 3 está lleno de parodias, desde la más evidente a MacGyver con el héroe que desactiva bombas de cualquier manera a las más pequeñas. A lo largo de los cien niveles Sos Sosowski le pega un repaso a la cultura popular sin ninguna limitación. De esta forma tenemos a Star Trek mezclado con Among Us, videojuegos de Commodore 64 Game Boy u otras plataformas, debates presidenciales, sesiones en una rave, partidos de fútbol, conciertos de rock, trogloditas, fantasía medieval, zombis, kaijus, moda… Todo pasado por el tamiz de el humor más grueso.
Explosión y fundido a negro
Para disfrutar de McPixel 3 sólo hace falta tener un sentido del humor desenfadado, no esperéis largas disertaciones epistemológicas o aprender algo de provecho para la vida. El juego es una gran patochada de principio a fin. Sin duda el guión está escrito gracias a la ingesta y consumo masivos de sustancias psicoactivas. Y al parecer de muy buena calidad.
Un último detalle para los que, como yo, hayáis descubierto McPixel gracias a su inclusión en Xbox Game Pass: no hace falta haber jugado a la primera parte para jugar McPixel 3. Y mucho menos a segunda parte, ya que no existe. El cachondo de Sos Sosowski se ha marcado un Larry 4 e incluye algunas escenas en las que se ve el disquete que contiene McPixel 2 para seguir riéndose de ello. Qué salao.
Te gustará si:
- Estás abonado a Xbox Game Pass.
- Quieres un juego que te haga reír sin más pretensiones.
- Entre tus aficiones destaca la papiroflexia tubular condimentada.
No te gustará si:
- Eres más de Kierkegaard que de Faemino y Cansado.