World of Goo 2 es una secuela que honra el legado del primer juego mientras introduce suficientes novedades para justificar su existencia. La premisa central sigue siendo la misma: usar pequeñas criaturas gelatinosas (goos) para construir estructuras y resolver puzzles basados en la física. Sin embargo, esta vez el juego lleva la fórmula mucho más lejos, con una variedad de goos que añaden capas de estrategia y experimentación.
Uno de los mayores aciertos es la introducción de nuevos tipos de goos con habilidades únicas. Algunos conducen electricidad, otros reaccionan al magnetismo, y algunos incluso cambian de estado (sólido, líquido o gaseoso), lo que obliga al jugador a pensar de manera más dinámica. Estos elementos no solo amplían las posibilidades de construcción, sino que también generan puzzles más ingeniosos y, en ocasiones, caóticamente divertidos.
El diseño de niveles es excepcional, con una progresión que va desde desafíos sencillos hasta auténticos rompecabezas que ponen a prueba la lógica y la paciencia. Cada mundo tiene una temática distintiva, desde fábricas industriales hasta paisajes surrealistas, y el arte, aunque conserva el estilo caricaturesco del original, luce más pulido y lleno de detalles encantadores. La música, por su parte, sigue siendo un acompañamiento perfecto, con melodías que oscilan entre lo relajante y lo intrigante, adaptándose al tono de cada escenario.
Aunque la jugabilidad es sólida, hay momentos en los que la física puede volverse impredecible, llevando a situaciones frustrantes donde una estructura colapsa por razones no siempre claras. Sin embargo, el juego compensa esto con un sistema de checkpoints generosos y la libertad de experimentar sin penalizaciones excesivas. Además, el humor absurdo y las pequeñas historias que se entrelazan en los niveles añaden un encanto narrativo que va más allá de lo puramente mecánico.
En definitiva, World of Goo 2 no reinventa la fórmula, pero la perfecciona con creatividad y amor por los detalles. Es un juego que sabe cuándo ser desafiante y cuándo dejar al jugador simplemente disfrutar de la satisfacción de ver sus extrañas construcciones mantenerse en pie (o derrumbarse espectacularmente). Una experiencia recomendable tanto para nostálgicos como para quienes buscan puzzles originales y llenos de personalidad.
Te lo recomiendo si te gustó el primero y buscas algo continuista.
No será de tu agrado si lo que buscas es un juego de acción desenfrenada.