22 noviembre, 2024

Trianálisis de Trifox: sabor a triple bandicoot

Trifox

Trifox recupera con mucho desparpajo los clásicos juegos de acción plataformera que aparecieron en la generación de la primera PlayStation, Saturn y Nintendo 64. Por suerte sus creadores, los belgas y noveles Glowfish Interactive, se han fijado en aquellos títulos que supieron pasar bien del sprite al polígono. Dejando de lado aquellos experimentos fallidos que aún aparecen en las pesadillas de los que tuvimos la desgracia de jugarlos (te digo a ti, Bubsy 3D). En concreto han copiado sin mucho pudor la imagen del clásico Crash Bandicoot y en especial la selección de niveles está sacada directamente de CB 3: Warped.

Por suerte una vez que pasamos el impacto visual el resto del juego es algo más original. Aunque tampoco habría estado de más que luciese esos momentos 2’5D que tanto gustaban meter a los creativos de Naughty Dog. Por contra la acción de Trifox se mueve más entre la resolución de puzles, el plataformeo y twinstick shooter. O el el cuerpo a cuerpo… depende de que zorro queramos ser. Me explico.

Trifox primer mundo como ingeniero en XboxManiac es

Tres zorros, tres formas de jugar

Lo que destaca de Trifox, aquello que lo hace único, es la posibilidad de ser tres zorros muy diferentes: guerrero, mago e ingeniero. O dicho de otra forma, tenemos ataque cuerpo a cuerpo a golpe de martillo. Un ataque a distancia con hechizos de desgaste y un divertido modo de tower defense en vivo en el que plantamos devastadoras torretas y muros de contención. Cada una de las tres clases tiene un árbol de habilidades entre las que tenemos que elegir nuestro propio modo de jugar, teniendo en cuenta que sólo podemos cargar cuatro de ellas a la vez. Un arma o habilidad por cada gatillo del mando.

Y lo mejor de todo es que podemos construir un personaje con, por ejemplo, el martillo del guerrero, una magia de ralentización del mago y una torreta de misiles del ingeniero. Trifox nos permite crear un zorro a nuestro gusto, aunque la base que marca su aspecto y su forma de saltar y deslizarse debe ser los de la clase principal que hayamos elegido. Aunque esto también lo podemos cambiar en mitad de una partida, pero no en cualquier sitio, sólo visitando el hub que une el resto de niveles.

Tirando de backtracking

Porque hay un hub central que une el resto del mundo de Trifox. Cada vez que terminamos un nivel volvemos al mismo selector de fase, que nos permite ampliar o cambiar nuestro arsenal y volver a los niveles en los que ya hayamos visitado para buscar secretos que se nos hayan pasado por alto. Así es, Trifox nos va a hacer repetir niveles varias veces para buscar todos los objetos. Es ese tipo de juego que esconde sus secretos de forma muy inteligente. Da mucho gustito dar con el último cofre oculto y completar una fase que hemos recorrido de cabo a rabo media docena de veces.

Imagino que todo jugador viejo veterano piensa en un momento determinado del juego claro, tres zorros distintos y la posibilidad de volver atrás con habilidades que antes no tenías. Esto va a dar muchísimo juego. Pues no. Da igual los nuevos cachibaches o hechizos de los que dispongas, lo único que cambia tu nueva configuración es el modo en el que se desarrollan los combates. Las plataformas y secretos de Trifox no dependen de cómo hayamos construido nuestro zorrillo. Lo único relevante a la hora de saltar es que si llevas al ingeniero como base puedes planear o teletransportarte si eres el hechicero.

Esto hace pensar que la personalización de habilidades, aunque funciona a las mil maravillas en las peleas, es un concepto al que sus desarrolladores no han terminado de sacar todo el jugo a la hora de explorar los niveles de Trifox.

Trifox es bonito

La parte gráfica de Trifox está basada en polígonos sin texturizar, al estilo de clásicos de SEGA como Virtua Fighter o Daytona USA. Pero como estamos en el siguiente siglo tanto personajes como escenarios gozan de una cantidad ingente de aristas, lo que permite que nuestro zorrillo protagonista gesticule como si de un dibujo animado se tratase. Los enemigos son igualmente carismáticos y cuquis. En general todo en Trifox rezuma amor por los juegos de mediados de los noventa, pero con jugabilidad adaptada a los tiempos que corren.

Sólo se le puede achacar que el salto a veces es un poco impreciso y cuesta adaptarse a él. Además sus cuatro mundos se quedan algo escasos, pese a que visualmente son variados y nos harán repetirlos para buscar sus coleccionables.

Te gustará si:

  • Echas de menos los plataformas 3D de los noventa como Crash Bandicoot, Banjo Kazooie o Crock.
  • Eres un completista que goza recorriendo cada rincón de los juegos buscando coleccionables.

No te gustará si:

  • Buscas un juego moderno con 37 millones de gigaflops y raymundo tracing.

Hemos disfrutado de Trifox con una Xbox Series X y un reloj calculadora en la muñeca gracias al código de análisis proporcionado por Pirate PR.

By Ché Sáez

Maestro del hipérbaton, señor de las bestias, inventor del humor sin gracia, dixlésico y taaa...rtadmudo.

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