29 enero, 2025

The Game Kitchen ha decidido que en 2025 va a tener vida más allá de Blasphemous, primero nos sorprendió con el anuncio de un nuevo Ninja Gaiden 2D de la mano de DotEmu y ahora lanza The Stone of Madness, del estudio turolense Teku Studios. Un juego de sigilo táctico ambientado en un monasterio español del sigo XVIII con cinco personajes controlables y una vista isométrica que nos lleva a pensar en videojuegos de nuestra infancia.

The Stone of Madness, lo nuevo de The Game Kitchen

The Stone of Madness se aleja del género metroidvania y deja atrás la acción frenética de Blasphemous, aunque sigue siendo una aventura que se introduce dentro de la imaginería religiosa propia de la península ibérica. En este caso de corte más realista, aunque no termina de sacar ambos pies de la fantasía.

Como juego español de vista isométrica y ambientado en un edificio religioso lleno de misterios es inevitable que pensemos en la Abadía del Crimen, aunque la primera sorpresa es que no es a ese clásico al que nos va a recordar. Este título entra de pleno en el mundo del sigilo táctico en tiempo real. Controlando a cinco personajes con habilidades únicas tendremos que escapar del monasterio reconvertido en manicomio evitando que los carceleros nos vean o, si es necesario, dejándolos fuera de combate.

Sí, juego español de los creadores de Blasphemous, ambientación parecida a la Abadía del Crimen y jugabilidad similar a Commandos. Definitivamente The Stone of Madness va a tener mucho que demostrar para que dejen de compararle con grandes clásicos. Por suerte es un juego lleno de detalles que lo hacen único.

Cada uno de los personajes tiene sus habilidades, mientras que Eduardo es fuerte y puede mover tablones para construir puentes, Leonora no tiene reparos en golpear a los guardias para dejarles inconscientes. Amelia es muy pequeña y puede escabullirse entre los barrotes o esconderse en sitios pequeños. Alfredo es un antiguo sacerdote que puede ahuyentar a los malos espíritus y Agnes una bruja que lanza hechizos.

Como ya he dicho, The Stone of Madness no abandona del todo la magia, también había mencionado que el monasterio del que debemos huir cumple las funciones de hospital psiquiátrico. Esto quiere decir que los personajes a los que controlamos tienen algún problema mental, que a la hora de jugar se reflejan en que cada uno de ellos debe evitar algo en concreto. Si les exponemos al objeto de su fobia perderán cordura, volviéndose impredecibles y complicando el sigilo.

Por ejemplo Eduardo tiene miedo a la oscuridad y si lo dejamos en un lugar poco iluminado empezará a perder el juicio. Para evitarlo podemos usar otra habilidad de Alfredo, que es encender una lámpara para iluminar la estancia. Como si fuesen pequeños puzles tendremos que combinar estas y otras habilidades de los protagonistas para poder burlar a los guardias y avanzar de una a otra estancia.

El apartado gráfico de The Stone of Madness una delicia, aunque sufre de los mismos contrastes que ya vimos en Blasphemous 2. Concretamente las escenas animadas tienen el mismo apartado de línea clara cercana al anime que ya vimos en el último título del Penitente, mientras que el resto del juego presenta un estilo que homenajea a Goya. Esta imagen cercana a la obra del genio de Fuendetodos le sienta genial e incide en el realismo mágico y tenebroso que rodea a toda la aventura.

En resumen The Stone of Madness es un nuevo gran juego independiente que viene a demostrar el estupendo estado de forma en el que se encuentra la escena patria. Una aventura que se puede recomendar tanto a jugadores veteranos que buscan revivir clásicos como a aquellos que simplemente quieran jugar algo diferente.

Te gustará si:

  • Disfrutaste de Commandos y La Abadía del Crimen.
  • Buscas un reto lleno de puzles con una buena historia.

No es para ti si:

  • Buscas la acción de Blasphemous.

Hemos disfrutado de The Stone of Madness gracias al código de análisis enviado por Mark Allen a través de PressEngine.

Por Ché Sáez

Maestro del hipérbaton, señor de las bestias, inventor del humor sin gracia, dixlésico y taaa...rtadmudo.

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