Quien permanece lejos de esto, a veces habla de juegos poco profundos, con mecánicas simples y que no van más allá de quedarse parados a esperar o dejarse llevar. Con Realm Protector podríamos tener esa idea al ver las imágenes. Pero no, este tower defense trae algunos detalles que invitan a darle las horas que se merece.
De primeras, lo que encontramos es un tutorial donde vemos lo más básico y que puede hacerse un poco cuesta arriba. No es el típico juego que se le puede poner a cualquiera y que se meta en esto de las VR para jugar. Porque requiere, no solo de cierto entrenamiento espacial y de sus mecánicas, sino conocer las herramientas disponibles.
Si nos remitimos a sus bases, Realm Protector nos deja elegir una serie de torres con distintas funciones. Las hay dedicadas al fuego, a la electricidad o a las armas más físicas, a distancia, claro. Incluso han metido tambores de guerra que cambian totalmente las sensaciones, con baquetas y todo. Como paso previo a conquistar un mapa, que suele ser una serie de pasillos con puertas por donde salen los malos, tenemos que seleccionar el tipo de torre y plantarla en una especie de maqueta. Después, nos teletransportamos a la que más nos guste y dejamos que todo fluya.
Hay armas como un lanzallamas o granadas, otras donde prima la puntería como en las ballestas y, luego, también tenemos rayos que vienen bien para los bichos voladores. Son tan diferentes unas de otras y tienen una utilidad tan concreta que a veces cuesta saber cuál viene mejor para cada momento y criatura. Esto es algo que se aprende con práctica y eso es, precisamente, lo que se hace más cuesta arriba en Realm Protector. Porque juega con un inconveniente, el del estilo visual que puede o no agradar.
Sin un gran alarde de detalle, no podemos decir que el aspecto gráfico sea glorioso. Sí que cumple y funciona de lujo hasta en Meta Quest 2, con una buena tasa de refresco casi todo el rato. Solo cuando hay muchos enemigos, explosiones y partículas delante baja un poco. Pero esto se compensa en buena forma por estar casi todo el rato en plataformas fijas. Se puede saltar de una a otra y el tiempo entre fases incluye ir de un puesto a otro. Pero no es de esos juegos que quedan limitados para los ojos y cerebros más entrenados.
Lo bueno, mejor todavía, es que el juego se encuentra en fase de desarrollo. Por lo que aún hay margen de mejora y puede crecer en cuanto a contenido. A nosotros nos ha gustado, porque la idea de tener un mundo dentro de otro siempre nos apasiona. Aparte de que la dificultad, cuando pillas el truco a las armas y opciones, se ajusta bien en cada fase. Incluso puede parecer demasiado sencillo todo al principio. Pero no hay duda de que Realm Protector irá a más.
(Hemos probado este juego gracias al código proporcionado por Gaming Factory)