3 mayo, 2024

Análisis de Tin Can: en el espacio el servicio técnico oye tus gritos

Por Ché Sáez Jun24,2023 #Kablater #Tin Can
Tin Can

Tin Can es un triple salto de espaldas con tirabuzón y sin red, una apuesta a caballo perdedor, un título hecho con un cariño que se puede palpar en cada uno de sus rincones pese a que está dirigido a un pequeño nicho de jugadores. Es más, el nicho es «jugadores de simuladores de supervivencia» y Tin Can está dirigido a un número de usuarios aún más reducido: aquellos que están interesados concretamente en simuladores de supervivencia, reparación y mantenimiento de maquinaria electrónica. Prometedor, ¿no? Veamos qué tal les ha salido tamaña acrobacia mortal.

Simulando desastres

Tin Can es un videojuego que te lleva al espacio, pero no esperes luchar a brazo partido contra seres extraterrestres o conquistar remotos planetas. Qué va. Aquí has venido a sobrevivir el mayor tiempo posible en una cápsula de escape que se cae a pedazos. Una lata llena de averías que flota en el espacio y que debes hacer durar el tiempo suficiente para que lleguen a salvarte. Tú misión en este juego es exclusivamente técnica.

Si esto fuese Star Trek serías el técnico de mantenimiento que corre a poner parches por toda la Enterprise mientras el calvo ese vocifera en el puente escudos al máximo. Pero esto no es Star Trek, no hay científicos que encuentran soluciones complejas ni capitanes que esparcen la semilla humana por toda la galaxia. Que no, que Tin Can va de un ingeniero pasándolas putas en una cafetera a la deriva.

El único pasajero

Es más, Tin Can no tiene historia como tal. Puedes elegir entre una serie de simulaciones de catástrofe en la que algo horrible está pasando y necesitas huir en la cápsula de escape. Donde van a seguir ocurriendo problemas técnicos que tienes que resolver el tiempo suficiente para que te rescaten. Cada una de esas pruebas consiste en adivinar qué tripa se le ha roto a nuestra pequeña nave y darle solución. Para eso primero contamos con una serie de tutoriales que nos explicarán cómo solucionar problemas técnicos básicos: descubrir qué pieza está fallando, conseguir un repuesto y cambiarlo. Parece fácil. No lo es.

Una vez que superemos estos tutoriales, a los que podremos volver cuando queramos si es que hemos olvidado algo, nos dejan solos. A partir de aquí el jugado debe seguir su intuición para adivinar qué sistema está fallando. Si empezamos a ver borroso igual es que nos falta el aire, toca consultar los extensos manuales del módulo de oxígeno, abrirlo con cuidado y ver qué tenemos que arreglar. Si se apagan las luces toca encender la linterna y buscar el fallo eléctrico. Si vemos que el pasillo se ha llenado de fuego… esta os la dejo a vosotros.

El espacio, la última frontera

¿Qué más se puede decir de Tin Can? Pues que el apartado gráfico es más que correcto. La simulación de errores y la vista en primera persona hace que sientas el agobio de estar flotando en una chatarra a punto de implosionar. Es un título difícil que te lleva de la mano durante los tutoriales y luego te da la patada y te abandona a tu suerte al llegar al juego real. Es realmente difícil, hasta el punto de ser desesperante y perverso en sus niveles superiores.

A Tin Can se le nota el cariño y la dedicación en todos sus detalles. Tiene un manual de mantenimiento extensísimo. Desconozco hasta qué punto simula de una forma fiel lo que se siente al estar en una cápsula de escape llena de agujeros, pero parece que es bastante preciso. Pero da igual lo que os cuenteo porque es un título tan especial que si te interesa el tema ya estás dentro. Por el contrario si no te llama la atención dará igual lo que yo te cuente, no creo que te pueda convencer de probarlo.

Recomendado para:

  • Amantes de los simuladores de ingeniero técnico de una nave espacial a la deriva que te ofrezcan un manual casi interminable y te obliguen a memorizar su códigos de error.

Hemos jugado a Tin Can en una Xbox Series X gracias al código de prensa facilitado por Tin Can Stuido a través de su distribuidora, Klabater.

By Ché Sáez

Maestro del hipérbaton, señor de las bestias, inventor del humor sin gracia, dixlésico y taaa...rtadmudo.

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