22 noviembre, 2024

El arcade Bionic Commando y la película Blade Runner fueron dos grandes incomprendidos en su llegada. La falta de botón de salto de uno y la imagen recargada de la otra hicieron que recibiesen críticas feroces. Por suerte el tiempo ha colocado ambas obras en el sitio que merecen. Ahora llega este pequeño juego independiente llamado Sanabi que aúna el gancho del juego de Capcom y la imagen del film de Ridley Scott. Ah, pero esta vez tiene salto y más movilidad. Menos mal.

SANABI | Full Game Longplay | No Commentary

Los coreanos Neowiz han llegado este año a la vida de muchos jugadores gracias a ese fantástico homenaje a Bloodborne que es Lies of P. Aunque en realidad llevan un tiempo forjándose un nombre gracias a juegos de diferentes géneros y base pixelart. Metal Unit, Skul, Unsouled o Aka son algunos de los juegos que han producido antes de confeccionar el juego del pinocho espadachín.

Sanabi llega ahora dentro de esa línea de pequeñas joyas 2D y está dispuesto a ser el mejor título que ha lanzado su empresa madre en 2023. ¿Exagero al poner a este pequeño título por encima de Lies of P? Está claro que sí, pero tampoco penséis que mucho.

Arte pixelado

Lo primero que llama la atención al comenzar una partida de Sanabi es lo bien que luce en pantalla, lo cuidado y bonito que es su apartado gráfico. El mimo con el que se ha animado hasta el más mínimo detalle visual. Cada escenario está vivo, desde el prólogo en mitad del campo, hasta las diferentes zonas de la cibernética ciudad Mago, cada una de ellas con su propia personalidad visual. Cada uno de estos escenarios cuenta con fondos llenos de vida, árboles que se mecen con el viento, anuncios de neón, engranajes, lujosos rascacielos y calles mugrientas.

De la misma forma sus personajes lucen llenos vitalidad y carisma, con unas animaciones llenas de detalle, pese a su pequeño tamaño. Es inevitable sentir empatía con los protagonistas de Sanabi gracias a su precioso pixelart y la historia que se desarrolla a lo largo de la partida. Porque aquí la narración es primordial.

Hay algo de juego en tu historia

Lo que puede echar atrás a muchos jugadores y a la vez enamorar a otros es la cantidad de secuencias de historia que tiene Sanabi. Son muy numerosas, su longitud no es nada desdeñable y abusan de explicar en lugar de mostrar, lo que se traduce en conversaciones explicando la trama. Conversaciones largas. Y en inglés o el idioma que prefiramos al español, porque no está traducido al castellano. Parece que lo tiene todo en contra pero si salvamos estos escollos nos encontraremos ante una narración que nos atrapará y que hará que merezca la pena el esfuerzo de tener que leer.

Sobre todo al principio de la aventura podemos tener la sensación de estar más rato viendo animaciones que jugando. El juego se las arregla para que tengamos que hacer tramos de plataformeo suficientemente a menudo para no caer en el aburrimiento pero a veces da la sensación de caer en el mal vicio que hizo famoso a Metal Gear Solid 4. Y, ojo, es muy fácil y divertido hacer bromas sobre lo largas que son las partes narradas del título de Kojima, pero es un maldito juegazo.

¿Y lo de jugar qué?

Vale, ya hemos dejado claro que Sanabi es bonito a rabiar y que su historia es de las que dejan huella, pero falta saber cómo ser las arregla con la parte jugable, que al fin y al cabo es lo que importa en un videojuego. Pues bien, en esa primera parte en la que el juego nos tira narrativa a la cara y nos deja recorrer unas zonas a saltos podemos caer en la impresión de que el juego es demasiado fácil. Nuestro protagonista parece inmortal a medida que va avanzando en la historia y ganando habilidades. Pues no, no es fácil. Es que la verdadera mandanga empieza al pasar el primer boss.

Después de este tutorial, en el que podemos morir por caída al vacío y poco más, empieza el festival del salto con gancho. Poco a poco la cosa se va complicando con nuevos obstáculos y capacidades del personaje, hasta que acabamos siendo un Spiderman pixelado capaz de hacer todo tipo de virguerías sin caer al suelo. Por suerte para los más torpes (como yo) Sanabi tiene puntos de control cada pocos saltos, aunque también nos puede penalizar con retroceder un par de checkpoints si somos especialmente torpes en un tramo determinado.

Pequeño pero gigante

En resumen: estamos ante uno de esos juegos indies que puede pasar desapercibido para el gran público pese a ser una puñetera maravilla. Su jugabilidad es carne de speedrunners y tuicheros, porque no es lo mismo conseguir pasar ciertas fases sin morir que hacerlo sin perder una milésima de segundo. Su historia y personajes no inventan la rueda pero te marcan, dejando algún momento que nos hará soltar una lagrimilla. Eso si no somos de los que pulsan escape al mínimo atisbo de conversación. Internet dice que Sanabi dura ocho horas, debe ser siendo hechicero porque a mí me costó bastante más. Te atrapa y no te suelta hasta terminarlo.

Sanabi te atrapará si:

  • Amas el píxel por encima de todo polígono.
  • No te asusta leer parrafadas ni las plataformas infernales.
  • Sueñas con ovejas eléctricas y brazos extensibles.

No te lo aconsejo si:

  • MGS4 te parece una película larga.

By Ché Sáez

Maestro del hipérbaton, señor de las bestias, inventor del humor sin gracia, dixlésico y taaa...rtadmudo.

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